Estudio Bíblico

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Edificando una familia sólida.



Pro_14:1. La edificación de una casa, de una familia.

Aún cuando este pasaje hace mención específica a la mujer, aplica tanto a hombres como a mujeres y compara la sabiduría (la mujer sabia) y la insensatez (la necia)

Una persona sabia (justa, creyente) edifica su casa (la atiende bien) sobre los principios sólidos de la Palabra de Dios.
• Una persona sensata, cuidadosa, que incluye a Dios y Su moralidad, edifica su casa sobre cimientos sólidos.

Pero una persona necia (injusta, incrédula) edifica su casa sobre principios que le parecen derechos en su propia opinión pero cuyo fin es muerte.
• Es una persona insensata, no cuidadosa, que excluye a Dios y Su moralidad, y por lo mismo, vive bajos principios egoístas, buscando su autocomplacencia, autogratificación y autoexaltación, a costa de su familia (1Jn_2:15-17) y por lo mismo lleva a su casa a la ruina (Pro_16:25).

Por esa razón una familia constituída bajo el yugo desigual (un creyente y un no creyente) va también, con mucha probabilidad, a la ruina, porque cada uno está fundamentado en principios y tiene metas diferentes para su familia, que es imposible conciliar.
• Pueden llegar, eventualmente, a convivir con momentos de paz y por conveniencia, pero ello no implica que tendrán una familia sólida.

Que dos personas se digan cristianas tampoco garantiza que la familia sea edificada sobre bases sólidas.
• Las personas deben estar comprometidas con la práctica cotidiana, en toda circunstancia y en todo ámbito, de la Palabra de Dios y la sabiduría que de ella deriva, de lo contrario, su fe mental no servirá de nada en los momentos de crisis donde surgirá lo carnal en lugar de lo espiritual, la insensatez en lugar de la sensatez, la necedad en lugar de la sabiduría.

Todo ello se resume en un principio que nos enseña la Palabra en Amó_3:3.
• ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?
También aplica otro principio que enseñó Jesús en cuanto a una casa dividida contra sí misma, que no prevalece (no permanece) (Mar_3:25, Luc_11:17).
• Es imposible conciliar dos visiones totalmente opuestas del mundo, de la vida y por ende, de la familia.
• Y la Palabra de Dios dice que solo una visión en la cual las personas caminan unidas puede prevalecer (Hab_2:2-3).
• En una familia donde las visiones son diferentes lo que hay es di-visión, y por lo tanto no puede haber unidad.
• La unidad para que una familia sea edificada solo puede ser encontrada cuando las dos personas son uno en Cristo (Jua_17:21), es decir, viven en negación de sí mismas para que Cristo viva en ellas y en medio de ellas.
• La unidad en el matrimonio no es automática ni se basa en la unidad en la carne, sino en la unidad en Espíritu (mismos principios y valores), en alma (misma forma de pensar, vivir, sentir, actitudes, motivaciones, planes, derivados de su fe en la Palabra de Dios) y en carne.

En consecuencia, para edificar nuestra casa, nuestra familia:
• Volvamos de todo corazón al Señor, en obediencia a Su Palabra, dejándonos guiar por ella (Sal_119:105) con la dirección del Espíritu Santo (Rom_8:14).
• Desechemos nuestros propios caminos (gustos, pensamientos, planes, actitudes y motivaciones) de la vieja manera de vivir, aunque nos parezcan derechos en nuestra opinión, porque conducen, tarde o temprano, a la ruina.
• Edifiquemos nuestra familia sobre el entendimiento y práctica constante de la Palabra de Dios y entonces será una familia fuerte, que soportará todas las tormentas de la vida y en lugar de salir de ellas dañada, saldrá fortalecida, afirmada, perfeccionada, establecida (1Pe_5:8-10, Mat_7:24-27).





27 Abr 2025