Estudio Bíblico

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A propósito del año 2010. El significado profético del diez en la Bíblia.



El significado profético del número diez en la Biblia (a propósito del año 2010).



El significado del número 10.

En principio señala el inicio de un ciclo. Los números simples son del 0 al 9. El nueve cierra un ciclo, y entonces con el 10 comienza uno nuevo.

También señala la perfección del orden divino, que tiene como contrapartida la responsabilidad por parte del ser humano. Implica, por lo tanto, la responsabilidad del ser humano hacia Dios, responsabilidad que conlleva galardón.
En el primer capítulo de Génesis aparece diez veces la frase "y dijo Dios", lo que expresa la responsabilidad del ser humano frente a la Palabra de Dios.
Noé fue la décima generación desde la creación, completando la era antediluviana, siendo el último antes de que el juicio sobreviniera.
De Exo 9 en adelante, se pone de relieve la responsabilidad del faraón, al endurecer su corazón en diez ocasiones, lo que supuso idéntico número de castigos.
Los diez mandamientos (Exo 20:3-17, Deut 5:6-21) ponen de relieve la responsabilidad del hombre y su caminar delante de Dios.



El sentido profético del año 2010.

Es el principio de un nuevo ciclo de gracia y favor de Dios, para aquellos que asuman una completa responsabilidad para con Dios y Su Palabra que nos ha sido hablada.
Un nuevo ciclo de gracia (gracia sobre gracia) y favor de Dios para aquellos que estén dispuestos a iniciar un nuevo tiempo de mayor obediencia a ella, que será coronada con abundancia de bendición (Deut 28.1-14), porque la obediencia a la Palabra es la llave de la abundancia de la bendición.



Lo que necesitamos para entrar en ese nuevo ciclo.

PRIMERO. Buscar más de la Palabra.
Leerla, meditarla, guardarla y atesorarla en nuestro corazón (Sal 1:1-3, 3 Jn 2, Jos 1:6-9).
Obedecer la Palabra, aplicarla, ponerla por obra (Mat 7:24-25, Luc 6:47-48). Obedecer principalmente aquello que Dios nos ha estado hablando que no hemos obedecido. Todos tenemos más de alguna cosa o área de nuestra vida que Dios nos ha estado hablando desde hace algún tiempo que debemos rendirla delante de El, que debemos dejar de hacerla, que debemos cambiar. Este es el tiempo de hacerlo, no hay que postergarlo más. Cuando Dios nos está pidiendo algo es que El ya hizo provisión para darnos esa victoria, no hay que postergarla.
Su poder se magnifica en nuestra debilidad; cuando somos débiles (en la carne) entonces es cuando somos fuertes (en el Espíritu, en el Señor). Dejemos de batallar en nuestra propia carne y sometámonos a Dios, resistamos al diablo, y este último huirá de nosotros (Sant 4:7). El punto relevante es someternos a Dios, refugiarnos en Sus fuerzas, reconocer nuestra debilidad delante de El, y nuestra necesidad que El nos de Su gracia para vencerlo. "Bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en tu debilidad" (2 Cor 12:9).

SEGUNDO. Tener más comunión con El.
De Su presencia vienen tiempos de refrigerio (Hch 3.19), tiempos de descanso de nuestras luchas y batallas, de nuestras limitaciones, de los problemas y circunstancias que nos son contrarias, de los fracasos que hemos experimentado.
En Su presencia hay plenitud de gozo (Sal 16:11).
Si no tenemos descanso, si no tenemos gozo, es porque no estamos entrando en Su presencia lo suficiente. Necesitamos hacerlo más constantemente, más profundamente, más íntimamente (quizá solo estamos pidiendo, pero no estamos buscando Su rostro y Su corazón, sino solo sus manos).

TERCERO. Que nuestro primer y último pensamiento en el día sea El.
Disciplinarnos para que nuestro primer pensamiento al despertar sea El (Sal 5:3).
E igualmente hacerlo para que nuestro pensamiento final del día sea también El (Sal 4:8).
David era un hombre lleno de problemas: en su familia, en la nación, con sus enemigos dentro y fuera de la nación, etc., pero la base de haber llegado a ser quién fue, un hombre conforme al corazón de Dios, el más grande salmista que ha existido y existirá, es que sus pensamientos los mantenía en la mayor medida de lo posible en el Señor, desde temprano hasta noche (Sal 1.1-3).
Nosotros podemos hacerlo igual.



Resumen.

Este año es el inicio de un nuevo ciclo de la gracia y el favor de Dios para vencer todo aquello que nos ha tenido limitados para experimentar la plenitud de la vida en Cristo. Para ello nos es necesario esforzarnos (2 Tim 2.1) en tres cosas:
Primero, buscar más de la Palabra de Dios.
Segundo, buscar más de Su presencia, buscar tener más comunión con El.
Tercero, perseverar más en nuestros pensamientos en El.

08 Ene 2010
Referencia: Otros.