Estudio Bíblico

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Santidad.



El Cristianismo: no es una afiliación o una membresía, es un estilo de vida.



Introducción.

Hoy a toda persona que ha hecho una oración delante de un altar, predicador o alguién que le compartió el evangelio, le llamamos cristiano.
La designación de cristiano, en algunos círculos, se convirtió no en una designación de un estilo de vida, sino en una membresía, y peor aún, en una membresía que está de moda tener, aún cuando no implique nada más que la asistencia a una iglesia (muchas veces eventualmente, ni siquiera contínua).
Pero ello no fué así en los principios de la iglesia.
La designación de cristiano en la Biblia solo se menciona tres veces, y siempre con la connotación, no de una afiliación o membresía, sino de un estilo de vida definido, contundentemente. Y en el caso particular de la primera vez aque se hizo esa designación (Hch 11:26), se refiere a un estilo de vida observado largamente (por un año).

Hch 26:28-29. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser ("ginomai": una expresión que se refiere a un acto de un momento) cristiano. Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, ("eimi": yo existo, vivo) excepto estas cadenas!
• El rey Agripa le dijo a Pablo que casí lo convencía de que se hiciera cristiano (membresía).
• Pero Pablo le responde que él quisiera que todos fuesen hechos como El (como todo él, como toda su vida, como toda su manera de vivir), salvo las cadenas de prisionero.
• Ello se constituye, desde esta perspectiva, en una réplica a Agripa de que el cristianismo no es membresía sino estilo de vida.

Hch 11:26 Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
• El nombre o designación de cristiano no se le asignó a personas que iban por primera vez a la iglesia, o que asistían con alguna regularidad.
• El nombre de cristianos se les asignó a los discípulos, después de estar allí todo un año, manifestando un estilo de vida congruente con lo que predicaban y con el de Aquel a quién predicaban.

1 Ped 4:16-19. pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? (el impío y el pecador son calidades permanentes, no actos aislados ¿porqué el cristiano no debería de ser una forma de vida, sino actos aislados?). De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.

Nuestro cristianismo no debe abarcar solo un aspecto de nuestra vida, generalmente el aspecto eclesiástico, o algunos más (nuestra vida espiritual y algunos aspectos de la vida familiar), sino todos los aspectos de la vida.
O el cristianismo está influyendo en todas las áreas de mi vida, moldeando mi carácter cada vez más al carácter de Cristo y determinando cada vez más todas mis acciones por los principios de la Palabra de Dios, o no es cristianismo en lo absoluto.
O mi vida manifiesta una constante transformación en la dirección de la aplicación de los principios de la Palabra de Dios, o no es cristianismo en lo absoluto.

El estilo de vida cristiano, tal como nos lo enseñó Cristo, y nos instruyó a que nosotros lo siguiéramos igual (Jn 13:15), es un estilo de vida radical, contundente, que no deja lugar a dudas. Jesús no nos enseñó ambigüedades, medias tintas, grises. Jesús nos enseñó a ser radicales:
Solo hay dos puertas y dos caminos: uno lleva a la vida y otro a la muerte. O estoy caminando a la vida, aplicando los principios de la Palabra de Dios y sus instrucciones, o estoy caminando a la muerte. No hay tal cosa como medio caminando a la vida. Ese camino es hacia la muerte (Mat 7.13-14)
O somos radicales con Cristo o es lo mismo que estar fríos (Apo 3:16).
El que con El no recoge, desparrama. El que no está totalmente con El, está contra El (Mat 12:30, Luc 11:23).
El que no hace la voluntad del Padre no entrará en el Reino de los cielos (Mat 7:21-23) y la voluntad del Padre es nuestra santificación (1 Tes 4.3).

Nuestro cristianismo, para ser tal, necesita manifestar a Cristo en todos los aspectos de nuestra vida, sin dejar fuera ninguno, hacer la voluntad manifiesta de Dios en cada una de ellas:



Nuestra relación con Dios (permanente).
Lectura y práctica de la Palabra. Sal 1:1-3. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.
Oración. 1Ts 5:17. Orad sin cesar.
Alabanza. Sal 34:1. Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.
Ir a la iglesia. Heb 10:25. no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.


Nuestra vida personal.
Col 3:16-17. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.


Nuestra vida matrimonial.
Efe 5:22-25. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,


Nuestra vida familiar.
Efe 6:1-4. Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.


Nuestra vida laboral.
Efe 6:5-9. Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.


Nuestra vida social.
Flp 2:3-4- Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Col 3:12-15. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.


Nuestra vida ciudadana.
Rom 13:1-7. Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.


Conclusión.
El cristianismo necesita abarcar todos los aspectos de nuestra vida. Si no ha alcanzado alguno de ellos, es porque todavía no ha alcanzado la totalidad de nuestro corazón.
Tenemos el ADN de Dios (1 Ped 1:23), la naturaleza divina (2 Ped 1:4) en nosotros, para vivir todos los momentos, todos los días, todo el tiempo, por ella. No solo por momentos.

07 Dic 2009
Referencia: Santidad.