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Mayordomía del corazón y del carácter.



MAYORDOMÍA DEL CORAZÓN Y DEL CARÁCTER.



MAYORDOMÍA DEL CORAZÓN.
El cuidado del corazón es fundamental porque nada hay tan engañoso como él (Jer 17:9-10).
El corazón es como una computadora: funciona de acuerdo a los programas que se han instalado en ella. Muchos de esos programas no fueron instalados en nuestro corazón conscientemente por nosotros mismos sino que lo hizo el mundo y la carne a través de nuestras experiencias de aprendizaje antes de conocer a Cristo.
Lo que se graba en el corazón, no se borra pero si podemos tomar la decisión de usarlo o no.
Entonces, la mayordomía del corazón significa no usar los programas negativos instalados en el corazón, lo que implica tener una supervisión constante de nuestros valores, criterios, prioridades, filosofías, etc., que determinan nuestras conductas y decisiones.
El cuidado del corazón implica (Prov 4:20-27) tanto cuidar lo que entra en el corazón como lo que sale de él.



EL CUIDADO DE LO QUE ENTRA EN EL CORAZÓN.
Cuidar lo que entra en el corazón: ojos, oídos y pensamientos.
Sal 101:3: no poner delante de nuestros ojos ninguna cosa injusta.
Sal 101:6: ponerlos sobre los fieles de la tierra (los que nos den buen ejemplo).
1 Tes 5:21: examinar todo (lo que vemos, oímos y pensamos), retener lo bueno y desechar lo malo.
Rom 12:2, Efe 4:22-24, 2 Cor 10.3-6: renovar nuestra mente, nuestro entendimiento, nuestros pensamientos; cambiar nuestra manera de pensar para que cambie nuestra manera de vivir.
3 Jn 2, Prov 1:1-3: meditar de día y de noche en la Palabra, tener en ella nuestra delicia. Entonces no solo estaremos cuidando nuestro corazón (tendremos vida) sino que todo nos saldrá bien (prosperaremos en todo) y tendremos salud. Muchas de las enfermedades que padecen los seres humanos son causadas por sus pensamientos (su alma) aunque se manifiesten en su cuerpo. Esas enfermedades llamadas psicosomáticas constituyen más del 75% de las enfermedades del cuerpo.
Fil 4:8: pensar en todo lo que es verdadero, honesto, justo, puro, amable, lo que tiene buen nombre, lo virtuoso, lo digno de alabanza, lo bueno,



EL CUIDADO DE LO QUE SALE DEL CORAZÓN.

Cuidar lo que sale del corazón: pensamientos, palabras y decisiones,
Prov 23:7: como somos lo que pensamos, necesitamos cuidar nuestros pensamientos, evaluarlos constantemente, no dejar que nuestra mente divague libremente y ordenarle que pensar. Conforme pensamos, así actuamos. Si pensamos lo malo, haremos lo malo. Si pensamos lo bueno, haremos lo bueno.
Rom 12:2: cambiar nuestras acciones implica cambiar nuestros pensamientos.

Cuidar y evaluar cuidadosamente nuestras palabras.
• Mat 15:11-20: nuestras palabras nos contaminan
• Prov 18:21: nuestras palabras crean vida o muerte.
• Sant 3.9-12: nuestras palabras crean bendición o maldición.
• Sant 3.1-9: nuestras palabras dirigen nuestras vidas.
• Mat 12:34-37: nuestras palabras nos justificarán o condenarán.
Animar, estimular, enseñar, dar crédito y reconocimiento, edificando, alabando, etc.
No solo cuidar el contenido sino también el objetivo. Principalmente al hablar la verdad cuando se trata de decir cosas a otra persona que no están bien en su vida necesitamos cuidar nuestras palabras para hablar la verdad en amor. La verdad dicha sin amor puede hacer mucho daño. Las verdades pueden ser dichas con la finalidad de herir, humillar o dañar a aquel que las recibe. La correcta mayordomía de nuestras palabras tiene que ver con el contenido de lo que hablamos, la motivación con la que lo hacemos y el impacto que puede causar en nuestros oyentes.
Cuidarnos de las mentiras, principalmente de las que parecen “inofensivas” o “piadosas”, y de las que se disfrazan como verdades “a medias” (no son verdades, son mentiras).

Cuidar y evaluar cuidadosamente nuestras decisiones porque ninguna de ellas es neutral. Su resultado final es para la gloria de Dios o para el beneficio del diablo.
Deut 30.19-20: producen vida o muerte, bendición o maldición.
Jos 24:14-15: que cada decisión sea un servicio a Dios y para Su gloria y honra, como para El (Col 3:22-24).
Mat 6:24, Luc 16:13: no podemos servir a dos amos.
Sant 4:4: amigo de Dios, enemigo del mundo (y viceversa).
Apo 3:16: frío o caliente.
Mat 7:13-14: estrecha o ancha la puerta, angosto o amplio el camino  vida o muerte.



EL DESARROLLO DEL CARÁCTER.
El objetivo de cuidar el corazón es en última instancia, que el carácter de Cristo sea formado en nosotros (Rom 8:28-39).
El propósito de Dios es que en cada uno de nosotros sea formado el carácter de Cristo: todas las circunstancias por las que pasamos en la vida tienen como fin ayudarnos a formar ese carácter. Por lo tanto, ante cada circunstancia de la vida necesitamos habituarnos a reaccionar como Cristo reaccionaba.
Fil 2:5: desarrollar en nosotros el mismo sentir que hubo en Cristo.
Mat 16:24, Mar 8:34, Luc 9:23: negarnos a nosotros mismos (nuestros propios deseos, pensamientos, sentimientos, decisiones) y tener el sentir de Cristo
Rom 8:13: hacer morir las obras y los deseos de la carne.




05 Ene 2009