Estudio Bíblico

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Sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios.



SACERDOTES DE JEHOVÁ, MINISTROS DE NUESTRO DIOS (Isa_61:6).

En principio, y en su connotación más general, se refiere a aquellos que han sido consagrados para servir a Dios en roles específicos de ministerio.
• Implica un llamado al servicio y a la dedicación a Dios y a los demás.
• Llamados a guiar, enseñar y servir en amor y devoción.
• La idea del sacerdocio se encuentra tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento.

En el Antiguo Testamento, en Israel, encontramos sacerdotes que sirven en el Templo o Tabernáculo, ofreciendo sacrificios y realizando rituales religiosos en nombre del pueblo.
• Estos sacerdotes eran descendientes de Aarón, el hermano de Moisés, y fueron consagrados para su servicio (Exo_28:1).
• Son una parte central del sistema religioso descrito en el Pentateuco.
• Los sacerdotes eran levitas, descendientes de Aarón, tenían roles específicos en el servicio del Templo, incluyendo:
• La realización de sacrificios.
• La enseñanza de la Palabra.
• La intercesión en nombre del pueblo ante Dios.
• Los demás levitas (no descendientes de Aarón) también eran ministros en el Templo dedicados a ayudar en otras tareas, complementando la labor de los sacerdotes.
• Aunque el Templo en Jerusalén ya no existe, los conceptos de sacerdocio y servicio religioso siguen siendo importantes en la tradición judía.
• Con rabinos y líderes religiosos que cumplen roles similares en la comunidad judía.

En el Nuevo Testamento, se describe a los creyentes como "sacerdocio santo" (1Pe_2:9) y "reyes y sacerdotes para Dios" (Apo_1:5-6, Apo_5:10).
• También como colaboradores de Dios (1Co_3:9, 2Co_6:1) y ministros de la reconciliación (2Co_5:17-18).
• Aquí, se entiende que todos los creyentes en Jesucristo somos parte activa de un sacerdocio espiritual, llamados a servir a Dios y a los demás en amor y devoción (Isa_41:9-10, Mar_10:42-45)
• Unos en los llamados oficios ministeriales (Efe_4:11-13) que sirven como entrenadores de todos los creyentes (santos) para la obra del ministerio.
• Y los demás creyentes, como sacerdotes realizando y apoyando la labor del ministerio (evangelización, discipulado, servicio, Mar_16:15-18, Mat_28:18-20, Fil_2:3-4).

Todos los creyentes, independientemente de nuestra posición formal, tenemos la responsabilidad de ser sacerdotes en nuestra vida diaria:
• Familia, trabajo, lugar de estudios, comunidad, etc.
• En primer lugar, ministrando al Señor con nuestra acción de gracias y alabanza (Sal_100:4) y nuestra oración (1Ts_5:18, Stg_4:5, Heb_4:16).
• Viviendo en santidad (Hch_1:8, Mat_5:14-16) y sirviendo a Dios y a los demás con amor y compasión (Gal_5:13).
• Supliendo las necesidades de otros conforme a nuestros recursos.
• Intercediendo por las personas a nuestro alrededor en todos los ámbitos de nuestra vida.
• Para que sean salvas.
• Para que se acerquen cada día más al Señor.
• Enseñando la Palabra y la fe, orando por ello y dando orientación espiritual.
• Dando testimonio con nuestra vida (Efe_1:8, Mat_5:13-16).
• Testificando de lo que Dios hace en nuestras vidas (Mar_5:18-20).
• Evangelizando (Mar_16:15-18).
• Discipulándolas (Mat_28:18-20).
• Nuestro rol como sacerdotes es facilitar la relación entre las personas y Dios, y ayudar a otros en su búsqueda de la verdad divina, la salvación y la realización espiritual.

¿Lo estamos haciendo o somos creyentes pasivos?
Recordemos:
• De todo lo que Dios nos ha dado vamos a dar cuentas (Mat_10:8).
• En la obediencia a la Palabra hay bendición; en la desobediencia, perdemos bendiciones que no vemos.
La obediencia tiene recompensas, galardones, tesoros y coronas en la eternidad (1Co_3:11-15).

03 Abr 2024