Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Conociendo a Jesús por Sus Nombres (Parte 9). EL SEÑOR.



Jesús en las Epístolas: El Señor y Salvador.

El Sal_34:7 nos enseña que el Ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen.
• Esto es contrastante con los nombres y las descripciones de Jesús que encontramos en los Evangelios.
• Un Jesús que es un buen amigo, lleno de gracia y misericordia para con nosotros, bueno y más que bueno.
• Que dijo que al que le golpearan en una mejilla que pusiera la otra.
• Y que lo vivió en la pasión en carne propia dejando que le insultaran, se burlarán de Él, le menospreciaran, lo condenaran injustamente y lo crucificaran.
• ¿Qué tiene que ver una descripción de Jesús así con el temor?
• ¿No es ese Jesús que encontramos en los Evangelios más bien un Jesús que invita a cobijarlo, a arroparlo, a abrazarlo en nuestro seno, en lugar de temerle?
• ¿Por qué debería temer Su Nombre?

• Si no proseguimos en el entendimiento de Quién es Jesús en el resto de la Biblia:
• Vamos a tener precisamente esa sensación.
• Vamos a tener una perspectiva equivocada de Él y no nos vamos a relacionar correctamente con Él, de la misma manera que:
• El pueblo de Israel.
• Los religiosos del tiempo de Jesús.
• Judas y los discípulos que dejaron a Jesús (Jua_6:60-66).

• Necesitamos proseguir en nuestro entendimiento de la siguiente fase de la revelación de Jesús en la Biblia.
• Para introducirnos en esta siguiente fase necesitamos enfatizar un versículo que está en el Libro de los Hechos, básicamente en el primer sermón de Pedro en Pentecostés: Hch_2:36.

Antes de proseguir, aclaremos un malentendido:
• Nosotros cuando fuimos salvos no hicimos a Jesús Señor de nuestras vidas.
• Él ya era Señor de nuestras vidas, aunque nosotros ni lo sabíamos ni lo reconocíamos.
• Nosotros lo único que hicimos en el momento en que fuimos salvos fue reconocer, por la convicción del Espíritu Santo en nosotros, un hecho que fue consumado desde el mismísimo momento de la resurrección de Jesús: Dios, el Padre, lo hizo SEÑOR.
• Ello implica que:
• No le hicimos un favor a Él recibiéndole ni reconociéndole como Señor, más bien fue Él quien nos hizo el favor de recibirnos y de llevarnos al reconocimiento de ese hecho para que pudiéramos beneficiarnos de esa salvación tan grande.
• Por lo tanto, ni Él ni el Padre están obligados hacia nosotros por el hecho de haber sido salvos.
• Algunos, aunque no lo dicen directamente, lo piensan en el fondo de sus corazones y lo manifiestan en sus palabras y en sus acciones, de tal manera que el Dios y/o el Jesús en el que "creen" más se parece a un "santa claus" navideño, regalón:
• Que está obligado a darnos regalos (bendecirnos) por el hecho de que se los pedimos en una carta (oración) y a lo cual tenemos derecho (somos los "hijos del rey") porque nos portamos más o menos bien en los tiempos inmediatos a los que escribimos la carta (oramos) que al verdadero Dios y Señor de todo.

• En segundo lugar, también necesitamos aclarar que el nombre o la denominación "Señor" que se hace de Jesús no es un título honorífico.
• En el lenguaje bíblico tanto Antiguo como Nuevo Testamentario la palabra "Señor" significa:
• El que manda y nosotros obedecemos,
• El que ordena y nosotros cumplimos,
• El que es prácticamente nuestro "Amo" y nosotros somos sus "esclavos" no por obligación sino por amor y convicción propia.
• Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra "Señor" significa, entre otras cosas:
• Que es dueño de algo; que tiene dominio y propiedad en ello.
• Amo con respecto a los criados.
• Poseedor de personas, estados y lugares con dominio y jurisdicción.
• Persona que tiene jurisdicción para castigar hasta con pena capital.
• Persona que manda como dueño y con mucha autoridad.
• El que tiene el mando de algo.
• Y precisamente a ello se refiere la Biblia (Rom_10:8-10:
• Que necesitamos creer en nuestro corazón que Jesús es el Señor para ser salvos.
• Heb_11:8 nos enseña que la consecuencia de la fe (creer) es obedecer.
• Por lo tanto, cuando la Biblia dice que "sin fe es imposible agradar a Dios" significa que sin obediencia es imposible agradar a Dios (Heb_11:6).

Si revisamos Las Escrituras, esta dimensión de Jesús está profetizada desde el Antiguo Testamento:
• Sal_2:7-12, Isa_53:12, Flp_2:9-11, Mat_28:16-18.

Si no entendemos esta tercera faceta en la revelación de Jesús podemos quedarnos con una idea distorsionada de Jesús, que de hecho está presente en algunos sectores de la cristiandad:
• La de un Jesús bonachón, que por amor nos tiene que tolerar todo por el solo hecho de confesarlo;
• O un Jesús que se tiene que sentir agradecido porque nosotros le hicimos el Señor de nuestra vida.
• Y como "premio" nos tiene que cumplir todos nuestros deseos y caprichos.
• O un Jesús al que no le importa que los que creen en Él convivan igualmente con el pecado, porque, al fin y al cabo, con una oración de pedir perdón y *arrepentimiento" (entendido solo como sentirse mal por haber hecho algo), ya está solucionado el problema.
Pero ese no es el completo Jesús Bíblico.
• Desde el principio de la creación, uno de los objetivos del diablo ha sido siempre el de distorsionador la imagen de Dios (y en este caso de Su Hijo Jesús).
• Para que las personas o perezcan como incrédulos o como pueblo de Dios (Ose_4:6).
• Eso fue precisamente lo que hizo con Adán y Eva en la caída cuando les dijo que Dios les había mentido, que no quería que fueran como Él (Gen_3:4).

El Jesús revelado en los Libros de Hechos a la epístola de Judas es un Jesús que es Señor:
• Que manda, que gobierna, que requiere obediencia, que tiene el mando, la autoridad y el poder para castigar a quienes no obedecen.
• Aunque usa esa autoridad y poder con benignidad y como último recurso (2Pe_3:9).
• Recordemos algunos pasajes de la Escritura al respecto: Luc_6:46, Mat_7:21. Mat_28:18-20. Mat_6:33. Heb_12:28-29. Mat_6:9-10. 1Pe_1:14-16.

En el proceso de obedecer, el Señor no nos deja solos, sino que nos da toda la ayuda que necesitamos:
• Su Espíritu Santo, la "supereminente grandeza de Su poder para con nosotros" (Efe_1:19-23), para que podamos obedecerle en todo, no por temor ni por conveniencia, sino por amor (Jua_14:15-18).
• Notemos algunas cosas en este pasaje:
• En primer lugar, nos está indicando, y es un mandamiento a la vez, a que guardemos sus mandamientos (no por obligación, no por conveniencia, sino por amor).
• En segundo lugar, como conoce nuestra condición humana, sabe que por nosotros mismos no podemos hacerlo, entonces nos da la promesa de enviarnos Su Espíritu Santo que es la esencia de Su Poder (poder para todo, incluida la obediencia, y que en este pasaje ocupa el primer lugar).
• El Espíritu Santo estará con nosotros siempre, todo el tiempo, para "empoderarnos" para que obedezcamos los mandamientos de Jesús siempre, en todo lugar y en todo tiempo (Eze_36:27)
• Él morará con nosotros y en nosotros desde el momento en el que nosotros reconozcamos, creyendo con el corazón, con absoluta certeza y convicción, que Él es el Señor.
• Al final del pasaje Él reitera que no nos dejará solos, que vendrá a nosotros a través del Espíritu Santo que es otro "Parakleto" (ayudador) del mismo tipo que Él (Jesús).

En esta etapa o fase de Su Revelación, se nos principalmente como el Señor:
• Al que necesitamos obedecerle porque Él es el Rey sobre nosotros.
• Previamente nos enseñó que nos enviaría el poder para hacerlo, el Poder del bendito Espíritu Santo (Hch_1:8).
• Ese poder fue reafirmado en Rom_8:13-16, como:
• El poder para hacer morir las obras de la carne. (la que se opone a la obediencia a Cristo).
• El poder para guiarnos como hijos de Dios al cumplimiento de los mandamientos, el propósito, las buenas obras, etc., que Dios requiere de nosotros.
• El poder para manifestar nuestra fe por las obras (Stg_2:14-26).

26 Dic 2023