Estudio Bíblico

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El trabajo y la eternidad.



TRABAJO Y ETERNIDAD.



Introducción.

Muchos de nosotros, los cristianos, tenemos la idea de que al momento en el que nos vayamos con el Señor, la vida en la eternidad va a ser una vida de permanente descanso y cantos de adoración, carente de iniciativa, creatividad y producción.

Sin embargo, en la Biblia, nunca se nos promete que el cielo será carente de trabajo. Más bien, existen indicativos de que el descanso eterno que se nos promete implicará trabajo, y el trabajo que se nos asignará, seguramente, tendrá que ver con la calidad y los resultados que hayamos obtenido en nuestro trabajo terrenal, siendo este último, un entrenamiento para el que desarrollaremos en el cielo.

El objetivo de este tema es demostrar que en el cielo tendremos trabajo, aunque un trabajo que tiene características diferentes al que desarrollamos en la tierra actualmente, y obtener la visión de nuestro trabajo actual como una antesala y preparación del que desarrollaremos en el cielo.


Versículo clave.

“Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos.” (Isa 65:21-23).


Versículos de apoyo.

Col 3:22-24, Efe 4:28, Gen 1:26-28, Gen 2.15.


Desarrollo del tema.


a. Algunas características de la eternidad.

La Palabra de Dios, en Heb 11:3 dice: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”

Por otra parte, Isa 65:21-23, que es nuestro versículo clave para el tema de hoy nos da las características del reino milenial de Cristo, que por lo que nos dice Heb 11:3, será una manifestación visible en la tierra del Reino de Dios en los cielos, y la respuesta definitiva a la oración de Mat 6:10: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”

De acuerdo entonces con esos tres pasajes (Heb 11:3, Mat 6:10 e Isa 65:21-23), en la eternidad, cuando viviremos en la nueva tierra y bajo los nuevos cielos que Dios hará, edificaremos casas y viviremos en ellas, plantaremos viñas y comeremos de ellas y disfrutaremos la obra de nuestras manos y no trabajaremos en vano porque la tierra, y el trabajo con ella, en ese tiempo, no estarán bajo la maldición del pecado, por cuanto en la eternidad no habrá pecado.


b. Una Creación que administrar como co-herederos.

En la eternidad, poseeremos la plenitud de la imagen de Dios y de Cristo, y por lo que la Biblia nos enseña desde Gen 1 hasta Apo 22, y Jesús lo afirma en Jn 5:17, una de las características de la imagen de Dios es que El es trabajador. Por otro lado, en ese tiempo, como ahora aunque sin la maldición del pecado sobre ella, habrá una Creación que administrar, lo que implica tierra que labrar, plantas que cosechar, edificaciones que levantar, comida que preparar, etc. Y todo ello implica trabajo. ¿Quién lo hará?

¿Podríamos pensar que nuestro Padre, que nos dice en Su Palabra que los pensamientos
del diligente tienden a la abundancia, pero que la mano del negligente empobrece, estuviéramos en la eternidad sin desarrollar esos pensamientos de abundancia y sin hacer absolutamente nada, que es equivalente a negligentes? Podemos responder a esas preguntas con un absoluto no, porque ello sería en contra de Su Naturaleza.

Por otro lado, la Palabra de Dios nos dice que somos co-herederos con Cristo (Rom 8:17), y como tales, co-herederos también del Reino, lo que implica que una parte de Su Reino estará a nuestro cargo para que lo cuidemos y desarrollemos.


c. El plan eterno de Dios para los seres humanos.

Cuando Dios creó a Adán y Eva, fue para que vivieran eternamente (no morirían) y su asignación eterna era guardar el jardín y labrarlo, es decir, trabajar, lo que nos revela que el plan de Dios para el ser humano (hombres y mujeres) por la eternidad, es ocuparse en el trabajo que le sea asignado por Dios, y el trabajo, sin la maldición de la tierra derivada del pecado, y el esfuerzo que trabajarla en esas condiciones está implicado, será algo placentero, emocionante, y por sobre todo, una forma de adoración permanente a Dios.

Si pensamos en la naturaleza de Dios, la necesidad de crear está en nosotros porque Dios es creativo. Igualmente, la necesidad de alcanzar logros, de mejorar condiciones y de perfeccionar nuestro ambiente es parte integral y esencial de las personas hechas a la imagen de Dios. Si Dios no cambia, es eternamente creativo, mejorador de condiciones, perfeccionador del ambiente y alcanzador de logros, cuando la imagen de Dios esté en nosotros en plenitud en la eternidad, obviamente, si no estamos trabajando en crear, mejorar y perfeccionar cosas y en alcanzar metas, nos sentiríamos muy frustrados, y obviamente, ese no es el plan de Dios para nosotros en la eternidad.


Conclusión.

Por todo lo anterior, podemos asegurar que en el cielo trabajaremos, pero no con un tipo de trabajo como el terrenal: agotador, frustrante, lleno de problemas (“espinos y cardos”, Gen 3:18), sino un trabajo agradable, motivante, energizante, lleno de logros y cosas estimulantes.

Mientras tanto, El nos ha concedido la visión y el valor para colaborar con El en la introducción de algunos cambios en esta vida a través de nuestro trabajo, que creen condiciones más humanas de vida para todos nosotros, como un entrenamiento y preparación para el trabajo que El nos asignará en la eternidad para alcanzar la plenitud como Sus hijos (Jn 1:12), sus reyes y sacerdotes (Apo 1.5-6) y sus colaboradores (1 Cor 3:9, 2 Cor 6:1).

Necesitamos entender que nuestro trabajo aquí en la tierra es la preparación para el que desarrollaremos en la eternidad, y que dependiendo de los resultados de este trabajo, así dependerá la asignación que tengamos allá, como dice la Palabra en 1 Cor 3:9-15:

“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.”

Por lo tanto, nuestro reto es hacer de nuestro trabajo actual un campo de entrenamiento y aprendizaje y un reto para desarrollar al máximo todas las habilidades, capacidades, talentos y dones que Dios nos ha dado, para Su gloria. Por lo tanto, necesitamos hacer un inventario de todos ellos, y determinar formas de desarrollarlos y hacerlos productivos al máximo.


Oración final.

Gracias Señor por hacernos parte de tu plan eterno para la Creación, y por proveernos de un trabajo aquí en la tierra para que podamos desarrollar nuestras habilidades y capacidades, preparándonos para el trabajo que Tu nos asignarás en la eternidad. Danos la sabiduría y ayúdanos a desarrollar nuestra voluntad para hacer nuestro trabajo actual, todos los días, con esa visión, para Tu gloria y con el mejor esfuerzo, los mejores resultados y la mayor eficiencia que nos sea posible. En el Nombre de Jesús. Amén.




10 Nov 2008
Referencia: Fundamentos.