Estudio Bíblico

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Bendición.



Siempre que Dios nos bendice es porque tiene en mente que bendigamos a otros (Gen 12:3).
 
Cuando Dios nos imparte algo: salvación, liberación, sanidad, restauración, provisión, etc., automáticamente nos está equipando y enviando a impartirlo a otros porque El nos ha mandado que lo que recibamos de gracia lo demos a otros de gracia (Mat 10:8).
 
Si piensas que Dios no te ama, no te escucha, no responde tus oraciones, no se agrada de ti, o cualquier cosa similar, haz los cálculos, cuenta tus bendiciones (todo lo que eres, puedes y tienes). Nada nos es dado que no venga del cielo (Jn 3:27).
 
A veces estamos tan ocupados examinando nuestros problemas, que olvidaos contar nuestras bendiciones.
 
Nuestro prójimo es el “disparador” de nuestras bendiciones: lo que sembremos en ellos va a ser nuestra cosecha (Gal 6:6-7).
 
Las personas que Dios permite a nuestro alrededor son sus “disparadores” de las bendiciones que El quiere entregarnos. Por ello, ninguna persona deja de ser valiosa en nuestra vida. Gracias a Dios por todas ellas, las que nos hacen bien y las que no.
 
Las promesas de Dios se heredan por la fe y la paciencia. Así que mantengamos nuestra fe firme y esperemos con paciencia el tiempo del cumplimiento de las promesas de Dios, porque El hace hermosas todas las cosas en Su tiempo.
 
Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de Dios, en quién no hay cambio ni sombra de variación y de quien somos Sus hijos, y El como Padre perfecto tiene un cuidado perfecto de nosotros. Podemos vivir confiadamente sabiendo que El cuida de nosotros y de los nuestros.
 
Al hombre no le falta nada cuando Dios es su fuente de suministro.
 
Si no estamos en comunión con Dios, las bendiciones nos pueden marear.

23 Jun 2017
Referencia: Bendición.