Estudio Bíblico

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Rom 2:17-29. Los judíos y la ley.



En este pasaje la Escritura sigue el argumento para desbaratar el concepto de los judíos que ellos, por haber sido receptores de la ley de Dios, ser circuncidados y ser el pueblo escogido de Dios, pueden, por ello, ser salvos, y solamente ellos ser salvos.
• Ellos consideraban que eran salvos por los siguientes hechos (Vrs. 17-20).
○ Se apoyaban en la ley de Dios.
§ Eran instruidos en la ley.
§ Conocían Su voluntad y la aprobaban como lo mejor.
○ Instruían a otros en la Ley:
§ Confiaban en que eran guías de ciegos y luz de los que estaban en tinieblas.
§ Instruían a los indoctos y eran maestros de niños.
§ Encontraban en la ley la ciencia y la verdad.
○ Se gloriaban en Dios.
• Sin embargo, igual, a pesar de todo ello no la cumplían (Vrs. 21-23).
• Por esa razón el nombre de Dios era blasfemado entre los gentiles.
• Entonces:
○ El tener la ley de Dios y la circuncisión solo aprovecha si se guarda la ley.
§ Algunos rabinos afirmaban que ninguna persona circuncidada descendería al infierno.
○ Si no se guarda la ley, el tenerla y ser circunciso no aprovecha de nada.
• Por el contrario, si los que no tienen la ley ni son circuncisos, guardan las ordenanzas de la ley, para ellos la ley si valdría (aunque nadie, por más que se esfuerce puede cumplirla, y por lo tanto, no puede ser declarado justo por un cumplimiento parcial de ella).
• La conclusión es que no se trata de lo formal sino de lo real, de lo interior, del corazón, del espíritu, no de lo externo, no de la letra.
○ El judío no puede descansar ni en la ley ni en la circuncisión para ser protegido del juicio de Dios, lo que ellos consideraban como señales de una condición especial delante de Dios, creyendo que estas condiciones les garantizaban la salvación.
○ Aun cuando tener la ley, ser circuncidados y tener la condición de ser el pueblo escogido de Dios tienen un valor especial, ello no implica que tuvieran una inmunidad automática frente al juicio de Dios. Todas esas cosas constituyen privilegios, pero ellos en sí mismos ni salvan ni justifican a nadie. Solo los podrían proteger si cumplieran perfectamente la ley, lo cual es imposible para cualquier persona (Vrs 17-24, Rom 3:9-18).
○ La ley demanda de sus receptores una obediencia que ella misma no puede asegurar.
• La circuncisión que vale delante de Dios es la del corazón, efectuada por el Espíritu. Ello implica la necesidad de la transformación interna (Deut 10:16, Jer 4:4, Ezeq 36:24-31, 2 Cor 5:17, Jn 3:3-5, Rom 12:2, Efe 4:22-24, etc.). Esta transformación solo puede ser realizada por el Espíritu Santo obrando en nuestros corazones (Jer 31:31-34, Ezeq 36:24-31).
○ En el Antiguo Testamento esto era solo una expectativa.
○ En el Nuevo Pacto se ha convertido en realidad por el sacrificio expiatorio de Jesucristo en la Cruz, que hace posible que el Espíritu Santo venga a morar en nuestro ser, al creer en el Nombre de Cristo (Jn 3:16, Jn 1:12, Jn 14:15-17, Jn 16:7-11).
○ El pasar a ser un integrante de la familia de Dios no es una cuestión de la pertenencia a la nación judía sino de una nueva creación operada por el Espíritu de Dios (Jn 3:3-5).

01 Jun 2017
Referencia: Romanos.08