Estudio Bíblico

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Mayordomía (08) del cuerpo.



MAYORDOMÍA DEL CUERPO.



LA COMIDA.

La comida, en muchos pasajes de la Biblia, tiene usos de bendición.
La pascua hebrea (Exo 12:9): recordatorio de la liberación de Israel de Egipto.
El maná que comían los israelitas en el desierto: recordatorio del permanente cuidado y provisión de Dios para con Su Pueblo.
Exo 13: la comida de panes sin levadura en la pascua hebrea como recordatorio de que eran pueblo santo y apartado para Dios.
La cena del Señor: recordatorio de la muerte y resurrección de Cristo.
El compartir el pan en las casa como parte del compañerismo cristiano (Hch 2:41-47).

Pero también la actitud hacia la comida está relacionada con algunos serios problemas que nos muestra la Biblia.
Adan y Eva (Gen 3:6) y Esaú (Gen 25:29-35) fallaron en el propósito de Dios por medio de la comida (no la comida en sí misma, sino la actitud al respecto).
Rebeca y Jacob (Gen 27) usaron comida para engañar a Isaac y que bendijera a Jacob en lugar de a Esaú.
Exo 16: la comida fue motivo de murmuración de los israelitas en el desierto, camino a la tierra prometida.
Hch 6: la comida también fue motivo de murmuraciones en los principios de la Iglesia Cristiana en Jerusalén.

En la Palabra hay una serie de enseñanzas entre lo que se podía y no podía comer y la importancia de tener buenas actitudes, y principalmente, dominio propio, en cuanto a la comida:
Gen 9:4, Lev 7:26, Lev 17:14: prohíbe comer sangre.
Exo 22:31, Lev 22:8: no comer carne que las bestias hubieran destrozado en el campo.
Lev 7:23-24: prohíbe comer la grosura (“el gordo”, la grasa) de la carne.
Lev 11, Deut 14: determina de que animales se podía comer la carne y de cuales no.
Lev 19:23: recomienda no comer el fruto de los árboles frutales de los primeros tres años.

La glotonería.
Deut 21:30: la Palabra condena la glotonería y la borrachera.
Luc 21:34: Jesús nos advierte contra la glotonería.

Ser cuidadoso con lo que comemos delante de otros:
1 Cor 8:13, Rom 14:15, Rom 14.20,  si la comida puede ser una fuente de tropiezo para un hermano de la fe  abstenernos.
Rom 14.17  El Reino de Dios es más importante que la comida y la bebida.
Los objetivos de todas las ordenanzas relacionadas con la comida en la Palabra de Dios no son, de ninguna manera, quitarnos el gusto o privarnos de la comida, sino el ejercicio del dominio propio y el mantenimiento de la salud del cuerpo.

En consecuencia: lo que podemos sacar de conclusiones respecto a esas enseñanzas es:
Moderación al comer y beber (lo necesario, evitar los excesos).
Gen 1:28: Dios nos dio la autoridad para dominar las cosas (entre ellas la comida), no para que las cosas nos dominen.
Comer y beber sano, cosas que no nos vayan a dañar la salud, y mejor si son naturales.
Comer y beber de tal manera que no vayamos a ofender ni dañar la fe de nuestros hermanos en ella (“adonde fueres, haz lo que vieres”)
Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y los recursos que utilicemos en compra excesiva de comida tampoco nos pertenecen:
Vamos a dar cuentas del cuidado y mantenimiento que le dimos a nuestro cuerpo y también de los recursos que Dios nos dio y que los utilizamos excesivamente en comida (pudieron tener usos más adecuados para gloria de Dios).
El Espíritu Santo está interesado en que conservemos nuestro cuerpo sano y en buen estado de tal manera que nos pueda enviar a otros como canal de bendición.



ADICCIONES.
1 Cor 6:12, 1 Cor 10:23, 1 Cor 10:31: todo nos es lícito pero no todo edifica; todo nos es lícito pero no todo nos conviene; todo nos es lícito pero sin que nos llegue a dominar; todo lo que hagamos que sea para la gloria de Dios.
Las adicciones nos controlan en lugar de que nuestra vida sea controlada por El, por ello son equivalentes a idolatría, brujería y hechicería.
Fuimos creados por Dios para controlar y dominar las cosas, no para que ellas nos dominen y controlen a nosotros (Gen 1:28). No nos edifican ni nos convienen de ninguna manera, sino más bien socavan nuestro carácter y afectan directa o indirectamente, a quienes están a nuestro alrededor, familia, trabajo, relaciones, etc.
Generalmente tienen costos elevados (materialismo, compras, drogas, alcohol, tabaco, lujos, comodidad, etc.) y deterioran la posición económica de la persona y de quienes dependen de ellos.
Los recursos que Dios nos provee son para usos que le den gloria a El, no para gastos innecesarios: vamos a dar cuenta del uso que les dimos.
En muchas ocasiones, para mantener las adicciones, las personas son inducidas al robo, hurto, engaño, etc., para agenciarse fondos, es decir, incitan a cometer pecados.
Generalmente producen un deterioro directo en la salud (drogas, alcohol, tabaco, medicinas, comida) y/o indirecto (temor, stress, ansiedad, angustia, etc.).
Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y el Espíritu Santo está interesado en que lo conservemos sano y en buen estado de tal manera que nos pueda enviar a otros como canal de bendición.



EL EJERCICIO Y EL CUIDADO DEL CUERPO.
El cuerpo es para nosotros y no nosotros para el cuerpo: el cuerpo nos debe servir a nosotros y no nosotros al cuerpo por lo que no podemos dejar controlarnos por él (1 Cor 6:12)
1 Tim 4:8: el ejercicio físico es provechoso para darle mantenimiento al cuerpo, para mantenerlo en forma y en salud de tal manera que nos pueda servir para hacer la obra y cumplir el propósito para los cuales Dios nos ha llamado. Lo que no nos es provechoso es que por ejercitarnos corporalmente dejemos de lado el ejercitarnos para la vida piadosa, la vida de fe.
La presencia y manifestación de la gloria de Dios en nosotros y a través de nosotros provoca un “peso” sobre nuestro cuerpo (2 Cor 4:17) que se manifiesta en diversas formas como caer en el Espíritu, temblores, gozo, etc. Por ello, para los que servimos al Señor (que en última instancia somos todos los creyentes) necesario fortalecer nuestro cuerpo para que pueda soportar ese peso de gloria cada vez mejor y para ello es adecuado un cierto nivel de ejercicio y mantenimiento del cuerpo.
El cuidado del cuerpo es bueno en tanto no se convierta en una adicción y/u obsesión, que como ya vimos anteriormente, equivale a idolatría, hechicería, brujería, vanidad (Rom 1:21-25). En esa categoría cae el culto al cuerpo en muchas de las manifestaciones que vemos hoy en día relacionadas con la escultura del cuerpo, el consumo de drogas y/o medicinas relacionadas con el mejoramiento de la figura, la cirugía plástica no esencial, las dietas excesivas, bulimia, anorexia, etc.
El ejercicio físico y el cuidado del cuerpo necesitamos mantenerlo en los límites de tiempo (que no consuma más tiempo que el necesario y nos distraiga del tiempo dedicado al Señor) y en los límites de los recursos económicos (que no consuma más recursos que los necesarios y distraiga los que hubiéramos podido destinar con mejor uso para la gloria de Dios).
Así como vamos a dar cuenta del uso de nuestro cuerpo, también lo vamos a hacer respecto al uso del tiempo y del dinero y recursos económicos. Debemos mantener los tres en un equilibrio tal que todo redunde para la gloria de Dios.



LA SEXUALIDAD.
1 Cor 6:15-19: la sexualidad, a pesar de que se realiza con el cuerpo, alcanza las profundidades espirituales de nuestro ser de una manera superior a cualquier otra cosa que se haga con el cuerpo.
La relación sexual es algo más que una experiencia biológica ya que envuelve e implica en mayor o menor grado, una comunión vital que implica lo emocional y lo espiritual (Gen 2:24-25, 2 Cor 6:14): Cristo está unido al creyente por la comunión del Espíritu; Cristo “toma” el cuerpo del creyente como un templo; el creyente, con todo su ser involucrado, y ello incluye su cuerpo, se convierte en parte del Cuerpo de Cristo.

Por lo mismo, la relación sexual genuina, auténtica, que involucra no solo el acto biológico sino el compromiso de un hombre y una mujer de ser uno física, emocional y espiritualmente, es tremendamente estimulado y bendecido por Dios.
No negarnos el uno al otro, salvo por mutuo acuerdo y para dedicarnos a la oración (1 Cor 7:3-6) es una concesión, una sugerencia, una posibilidad, pero no un mandamiento (aunque represente una interrupción en la oración, si el cónyuge no está de acuerdo en evitar la relación, la dedicación a la oración del otro cónyuge no debería ser un pretexto para negarse).
Hermoso es el sexo sin mancilla, dentro de los límites de Dios, en el matrimonio: Heb 13:4.

El pecado sexual (fornicación, adulterio, homosexualidad, lesbianismo, inmoralidad sexual, etc.) tiene efectos de largo alcance, gran significación espiritual y repercusiones emocionales, físicas, relacionales y sociales.
No es un pecado solo contra el cuerpo y contra Dios, sino contra el Espíritu Santo que mora en el cuerpo.
La cuestión es tan delicada que los que viven en estos pecados no heredarán el Reino de Dios (1 Cor 6:9).

El ejercicio de la sexualidad también es una mayordomía que Dios nos ha entregado y de la cual vamos a dar cuentas delante de El: debemos utilizarla para Su Gloria (1 Cor 6:20).
Esa mayordomía implica varios aspectos:
• Lealtad, fidelidad (Mal 2.14-16) en todos los aspectos y todo el tiempo.
• El buen trato, el respeto, la honra (1 Ped 3:7).
• La relación física, emocional y espiritual con nuestra pareja (Gen 2:24-25, 2 Cor 6:14).
• La atención de sus necesidades físicas, emocionales y espirituales (1 Tim 5:8).
• El cuidado y utilización del cuerpo para satisfacer las necesidades del otro (1 Cor 7:3-4).



EL CUIDADO DE NUESTRAS MANOS.
No son para:
• El ocio, la pereza, la haraganería (Prov 6:10, Prov 21:25).
• Manifestar ira (1 Tim 2:8).
• Golpear, hacer malas señas (Prov 6:12-14), matar (Prov 6:17).
Son para :
• Alabar al Señor (Sal 28:2, Sal 47:1, 1 Tim 2:8).
• Ponerlas sobre los enfermos para que sanen (Mar 16.18).
• Bendecir (Hch 6:6).
• Ministrar el Espíritu Santo (Hch 8.18).
• Trabajar con voluntad (Sal 128:2, Prov 31:13).
• Alargarla al pobre y al menesteroso (Prov 31:20) para proveer sus necesidades.
• Mostrar amor: acariciar, abrazar, hacer cariño.



EL CUIDADO DE NUESTROS PIES.
No son para (Rom 3:15).
• Ir a lugares inconvenientes.
• Ni para manifestar ira, violencia, etc.
Son para:
• Llevar buenas noticias (Isa 52:7, Mat 28:18-20, Mar 16:15-18, Efe 6:15).
• Ir a visitar para bendecir personas (Prov 25:17, Mar 16:15-18).




23 Jun 2008
Referencia: Mayordomía.