Estudio Bíblico

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La oración.



Introducción.

En la Palabra de Dios encontramos tres pasajes que son importantes para entender el significado y la importancia eterna de la oración para nosotros los hijos e hijas de Dios: Mat 25:1-13, Mat 7:21-23 y Mat 25:14-30.


Mat 25:1-13: "La parábola de las diez vírgenes".

Las vírgenes insensatas, cuando quedan fuera (Mat 25:10-12), a la petición de ellas de entrar Jesús les contesta "De cierto os digo, que no os conozco". Y ante ello nos preguntamos ¿Es realmente a no conocerlas como lo entendemos ahora que se refiere Jesús? Jesús, en lo que se refiere al conocimiento de Él hacia nosotros, nos conoce perfectamente (Sal 139:1-12), y como Dios no es hombre para mentir (Num 23:19), entonces ¿a que se refiere ese: "no os conozco"?

La palabra griega que se traduce "conozco" en ese pasaje es la palabra "eido". Según el "Diccionario Strong en Español" se usa solo en ciertos tiempos pasados, y significa "percibir, reconocer, saber, ver, comprender, conocer". Para los demás tiempos se toma prestado el significado de la palabra equivalente "optánomai" cuyos significados son: mirar fijamente, con ojos bien abiertos, como a algo asombroso; observación voluntaria; inspección ferviente continua.

En otras palabras, lo que aquí nos está enseñando esta parábola, es que esas "vírgenes insensatas" no habían tenido una relación tal con Jesús que ellas le conocieran intensamente, que hubieran tenido con Él una comunión tal que ellas le hubieran mirado fijamente, con ojos bien abiertos y con asombro, que le hubieran conocido íntima, profunda, intensamente. Solo tenían de Él un conocimiento superficial.


Mat 7:21-23 : "Nunca os conocí".

Este pasaje se refiere a que el Señor, a unos que habían servido y ejercido con sus dones, pero no habían hecho la voluntad de Dios, les dice "Nunca os conocí". Las preguntas iniciales que surgen en este caso son las mismas que en el caso de las vírgenes insensatas. Él si les conoce, pero ellos a Él no.

La Palabra griega que en este caso se traduce "conocí" es la palabra "ginosko" cuyos significados son: conocer, saber absolutamente, notar, reconocer, saber, entender, llegar al conocimiento, cerciorarse, comprender.

En este caso, igual que en el anterior, ellos no habían tenido una relación tal con Jesús que le conocieran profundamente, sino solo superficialmente.


Mat 25:14-30: "La parábola de los talentos".

En ella encontramos a un siervo que recibe un talento, y que lo entierra, y cuando su Señor regresa a pedirle cuentas le dice que le entrega el mismo talento pero sin ningún producto adicional, porque lo había escondido por la siguiente razón: "Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra" y el Señor le responde: "Sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí".

Aquí hay dos palabras que necesitamos entender. La primera es la palabra que se traduce "conocía" dicha por el siervo. La segunda es la palabra que se traduce "sabías" dicha por el Señor.

En el primer caso se trata de la palabra griega "ginosko", que como ya estudiamos en el pasaje de Mat 7:21-23, significa "conocer y/o saber absolutamente". Según el siervo, él conocía al Señor absolutamente. Pero el Señor le responde: "sabías".

La palabra que se traduce "sabías" es la palabra ""eido" que entre sus significados, que ya estudiamos en la parábola de las diez vírgenes, también está el de percibir, ignorar, informar".

Lo que el Señor le está contestando al siervo es que él creía que le conocía profundamente, pero estaba engañado. Él solo tenía información superficial, percibía algunas cosas, pero en el fondo, ignoraba acerca de Quién era su Señor. Como resultado de ello el siervo es echado a un lugar de tinieblas donde llorará y crujirá los dientes.


Resumen.

En los tres pasajes anteriores, lo que encontramos en común es que ni las vírgenes insensatas, ni los hombres que le servían con sus dones, ni el siervo inútil de la parábola de los talentos, tenían un conocimiento profundo del Señor porque no habían tenido una relación constante, íntima con Él. Estaban en el mismo caso que Job (Job 42:5): de oídas lo conocían, pero realmente nunca lo habían visto.

Lo delicado del asunto es que, como resultado de esa falta de comunión, aunque ellos, en el caso de los siervos tenían dones y talentos y servían al Señor, y en el caso de las vírgenes insensatas tenían Palabra (lámparas) y aceite (Espíritu Santo), el Señor los aleja de cerca de sí, y en el caso de los siervos ello sucede en el tiempo del juicio de obras de cada uno (1 Cor 3:11-15) en tanto que el de las vírgenes insensatas sucede en el arrebatamiento de la iglesia.


Conclusiones.

La oración, además de la importancia que pueda tener en nuestra vida terrenal, tiene una importancia aún mayor para la vida eterna. Va a determinar nuestro grado de relación e intimidad con el Señor, y ello, en la eternidad, va a implicar el grado de cercanía que vamos a tener en la vida eterna.

A mayor conocimiento e intimidad que hayamos desarrollado en nuestra vida terrenal con el Señor, por medio de la oración, mayor cercanía vamos a tener con Él en la eternidad, y obviamente, ello va a implicar mayores beneficios eternos (premios, galardones, recompensas, coronas, tesoros).

A menor conocimiento e intimidad que hayamos desarrollado en nuestra vida terrenal con el Señor, por medio de la oración, menor cercanía vamos a tener con Él en la eternidad, y obviamente, ello va a implicar menores beneficios eternos (premios, galardones, recompensas, coronas, tesoros).



03 Nov 2014