Módulo 220. Señales de la apostasía.
CONSECUENCIAS DE LA APOSTASIA (36-41).
Será descubierta su desnudez (su verdadera esencia mundana saldrá a luz).
Será juzgada por las leyes de las adúlteras (muerte por lapidación) y de las que derraman sangre (no formarán parte de la Iglesia verdadera de Cristo: la pura, limpia, santa, sin mancha y sin arruga).
Será entregada en manos de los impíos (se quedará en el arrebatamiento), que destruirán todo lo que hayan levantado (organizaciones, construcciones, doctrinas, ídolos humanos, etc.).
RECAPITULANDO.
Ya hay algunos signos de esa apostasía presentes en el mundo y en el Cuerpo de Cristo.
La Secta de “Creciendo en Gracia”.
La Iglesia episcopal institucional (no toda): un obispo gay, una mujer lesbiana dirigiéndola, uno de sus obispos escribió un libro en contra de la divinidad de Jesucristo.
Algunos, entre la iglesia cristiana evangélica, tanto ministros como creyentes, se han estado trasladando a la iglesia católica (regresando a la idolatría y a sus falsas doctrinas).
Las iglesias de la hiper-fe y la hiper-prosperidad: han reducido el evangelio a la búsqueda de milagros, bienes, éxito, dinero y emociones. Casi no hay mensaje de santidad. Casi no hay mensaje de quebrantamiento. Casi no hay mensaje de juicio eterno. Fomentan más la soberbia y el orgullo (el pecado de Samaria) que la humildad.
Las universidades más famosas de Estados Unidos fundadas por predicadores de santidad. Hoy son cuna del ateísmo, del humanismo, del liberalismo teológico y de la separación de Dios de la vida pública (fornicación con Egipto).
Colegios y seminarios bíblicos de las denominaciones tradicionales (formadores de los ministros de esta generación). Profesores promotores del liberalismo, el humanismo y el socialismo (doctrinas del mundo)
En muchos lugares, en el afán de salvar almas, el mensaje del evangelio se ha convertido solo en un mensaje del amor y la bendición de Dios, pero no de la obediencia, de la justicia, de la Verdad, del consejo completo de la Palabra, del verdadero discipulado y su costo, etc., exponiendo a las personas, debido a un conocimiento superficial de la Palabra, a que en el futuro puedan ser arrastradas por los signos de la apostasía y/o la apostasía misma.
Auto-examen, arrepentimiento y confesión.
Todo ello esta apuntando muy directamente a que este puede ser un tiempo en que el enemigo, mediante el engaño de líderes y personas bien intencionadas pero mal entendidas dentro de la iglesia, esté preparando las condiciones para el surgimiento de la apostasía en la iglesia, por lo que necesitamos considerar, mediante un auto-examen honesto (Jer 17:9), nuestros caminos y volver nuestros pies a Sus testimonios (Sal 119:59) en todo aquello que a la luz del consejo completo de la Palabra de Dios (Hch 20:27), y a la luz de la Palabra Profética aquí estudiada (Ezeq 16), nos revele que hemos estado equivocados. La misericordia de Dios está esperando por nosotros, para encaminar nuestros pasos a la restauración de la gloria primera de la Iglesia y aún mayor (Hch 3:21, Hag 2:9). Las palabras finales de Dios a Jerusalén en el capítulo 16 del Libro de Ezequiel, así nos lo enseñan:
Eze 16:59. Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto?
Eze 16:60. Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno.
Eze 16:61. Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto,
Eze 16:62. sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová;
Eze 16:63. para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor.
SOLUCIONES.
Desde tiempos antiguos el enemigo ha venido preparando todas las condiciones para su operación en los tiempos finales (2 Tes 2:7). De tal manera que ya en el ámbito cristiano, en mayor o menor grado, se ven las señales de la operación de todas esas condiciones y sus resultados. Por lo tanto, ya no solo es importante, sino urgente que:
Estemos más alertas, tomemos las medidas necesarias para guardarnos con diligencia y mantengamos un auto-examen constante (1 Ped 5:8, 1 Cor 10:12, 1 Cor 11:31)
Las comencemos a combatir fuertemente (2 Cor 10:4-6).
Hay una regla cierta y verdadera, por la cual todos los creyentes podemos ser ayudados y alumbrados para distinguir fácilmente y diferenciar entre los fieles siervos de Cristo y los engañadores, para que todos sepamos y conozcamos a aquellos a quienes debemos oír y seguir y a cuales, por el contrario, debemos desechar, de los cuales debemos huir, conforme al mandamiento de Cristo.
Esa regla es: SEGUIR FIELMENTE TODA LA PALABRA DE DIOS hasta sus últimas consecuencias y con todas sus implicaciones. Volver a las sendas antiguas (Jer 6:16, Jer 18:15), a los fundamentos antiguos (Sal 11:3) sobre los cuales se estableció y se desarrolló fuerte la Iglesia. De esto da abundante testimonio la Escritura:
Dios, en el Antiguo Testamento mandó, por medio de Moisés: “No añadiréis a la Palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella” (Deut 4:2, Deut 12:32).
Jesús, en su último mandamiento a los discípulos les instruyó que enseñaran a otros a “guardar todas las cosas que os he mandado” (Mat 28.18-20).
Jesús claramente establece la vigencia de toda la Palabra de Dios para todo el tiempo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mat 5:17-20).
Pablo les afirma contundentemente a los Corintios “Que nadie puede poner otro fundamento sino el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Cor 3:11) y también nos instruye que debemos enseñar el consejo completo de la Palabra, todo el consejo de la Palabra (Hch 20:27).
Pedro también nos enseña: “Si alguno habla (o enseña), hable (o enseñe) conforme a las palabras de Dios” (1 Ped 4:11).
Juan, al finalizar el libro de Apocalipsis nos enseña: “Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apo 22:18-19).
Esta regla es importante, porque una de las características de los ministros falsos de la apostasía será que disfrazados de ministros de Cristo, si bien predicarán algo sobre la Palabra, lo harán solamente respecto a lo que las personas querrán oír, porque esperan obtener beneficios y ventajas de ellos, no importándoles la Verdad ni las personas sino solo su propio beneficio.
Será descubierta su desnudez (su verdadera esencia mundana saldrá a luz).
Será juzgada por las leyes de las adúlteras (muerte por lapidación) y de las que derraman sangre (no formarán parte de la Iglesia verdadera de Cristo: la pura, limpia, santa, sin mancha y sin arruga).
Será entregada en manos de los impíos (se quedará en el arrebatamiento), que destruirán todo lo que hayan levantado (organizaciones, construcciones, doctrinas, ídolos humanos, etc.).
RECAPITULANDO.
Ya hay algunos signos de esa apostasía presentes en el mundo y en el Cuerpo de Cristo.
La Secta de “Creciendo en Gracia”.
La Iglesia episcopal institucional (no toda): un obispo gay, una mujer lesbiana dirigiéndola, uno de sus obispos escribió un libro en contra de la divinidad de Jesucristo.
Algunos, entre la iglesia cristiana evangélica, tanto ministros como creyentes, se han estado trasladando a la iglesia católica (regresando a la idolatría y a sus falsas doctrinas).
Las iglesias de la hiper-fe y la hiper-prosperidad: han reducido el evangelio a la búsqueda de milagros, bienes, éxito, dinero y emociones. Casi no hay mensaje de santidad. Casi no hay mensaje de quebrantamiento. Casi no hay mensaje de juicio eterno. Fomentan más la soberbia y el orgullo (el pecado de Samaria) que la humildad.
Las universidades más famosas de Estados Unidos fundadas por predicadores de santidad. Hoy son cuna del ateísmo, del humanismo, del liberalismo teológico y de la separación de Dios de la vida pública (fornicación con Egipto).
Colegios y seminarios bíblicos de las denominaciones tradicionales (formadores de los ministros de esta generación). Profesores promotores del liberalismo, el humanismo y el socialismo (doctrinas del mundo)
En muchos lugares, en el afán de salvar almas, el mensaje del evangelio se ha convertido solo en un mensaje del amor y la bendición de Dios, pero no de la obediencia, de la justicia, de la Verdad, del consejo completo de la Palabra, del verdadero discipulado y su costo, etc., exponiendo a las personas, debido a un conocimiento superficial de la Palabra, a que en el futuro puedan ser arrastradas por los signos de la apostasía y/o la apostasía misma.
Auto-examen, arrepentimiento y confesión.
Todo ello esta apuntando muy directamente a que este puede ser un tiempo en que el enemigo, mediante el engaño de líderes y personas bien intencionadas pero mal entendidas dentro de la iglesia, esté preparando las condiciones para el surgimiento de la apostasía en la iglesia, por lo que necesitamos considerar, mediante un auto-examen honesto (Jer 17:9), nuestros caminos y volver nuestros pies a Sus testimonios (Sal 119:59) en todo aquello que a la luz del consejo completo de la Palabra de Dios (Hch 20:27), y a la luz de la Palabra Profética aquí estudiada (Ezeq 16), nos revele que hemos estado equivocados. La misericordia de Dios está esperando por nosotros, para encaminar nuestros pasos a la restauración de la gloria primera de la Iglesia y aún mayor (Hch 3:21, Hag 2:9). Las palabras finales de Dios a Jerusalén en el capítulo 16 del Libro de Ezequiel, así nos lo enseñan:
Eze 16:59. Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto?
Eze 16:60. Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno.
Eze 16:61. Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto,
Eze 16:62. sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová;
Eze 16:63. para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor.
SOLUCIONES.
Desde tiempos antiguos el enemigo ha venido preparando todas las condiciones para su operación en los tiempos finales (2 Tes 2:7). De tal manera que ya en el ámbito cristiano, en mayor o menor grado, se ven las señales de la operación de todas esas condiciones y sus resultados. Por lo tanto, ya no solo es importante, sino urgente que:
Estemos más alertas, tomemos las medidas necesarias para guardarnos con diligencia y mantengamos un auto-examen constante (1 Ped 5:8, 1 Cor 10:12, 1 Cor 11:31)
Las comencemos a combatir fuertemente (2 Cor 10:4-6).
Hay una regla cierta y verdadera, por la cual todos los creyentes podemos ser ayudados y alumbrados para distinguir fácilmente y diferenciar entre los fieles siervos de Cristo y los engañadores, para que todos sepamos y conozcamos a aquellos a quienes debemos oír y seguir y a cuales, por el contrario, debemos desechar, de los cuales debemos huir, conforme al mandamiento de Cristo.
Esa regla es: SEGUIR FIELMENTE TODA LA PALABRA DE DIOS hasta sus últimas consecuencias y con todas sus implicaciones. Volver a las sendas antiguas (Jer 6:16, Jer 18:15), a los fundamentos antiguos (Sal 11:3) sobre los cuales se estableció y se desarrolló fuerte la Iglesia. De esto da abundante testimonio la Escritura:
Dios, en el Antiguo Testamento mandó, por medio de Moisés: “No añadiréis a la Palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella” (Deut 4:2, Deut 12:32).
Jesús, en su último mandamiento a los discípulos les instruyó que enseñaran a otros a “guardar todas las cosas que os he mandado” (Mat 28.18-20).
Jesús claramente establece la vigencia de toda la Palabra de Dios para todo el tiempo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mat 5:17-20).
Pablo les afirma contundentemente a los Corintios “Que nadie puede poner otro fundamento sino el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Cor 3:11) y también nos instruye que debemos enseñar el consejo completo de la Palabra, todo el consejo de la Palabra (Hch 20:27).
Pedro también nos enseña: “Si alguno habla (o enseña), hable (o enseñe) conforme a las palabras de Dios” (1 Ped 4:11).
Juan, al finalizar el libro de Apocalipsis nos enseña: “Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apo 22:18-19).
Esta regla es importante, porque una de las características de los ministros falsos de la apostasía será que disfrazados de ministros de Cristo, si bien predicarán algo sobre la Palabra, lo harán solamente respecto a lo que las personas querrán oír, porque esperan obtener beneficios y ventajas de ellos, no importándoles la Verdad ni las personas sino solo su propio beneficio.
26
Sep
2014