Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

La santidad.



LA SANTIDAD.



Definición.

Es una posición que tenemos en Cristo dsde que somos realmente salvos,
Es un estilo de vida que se va desarrollando como un proceso a lo largo de nuestra vida como creyentes en el que participan: el Espíritu Santo, la Palabra y nuestra actitud hacia las circunstancias de la vida (Rom 8:28-29).
No es externa, sino del corazón, un cambio del corazón, no solo de conductas.
Significa también vivir apartados para Dios, amándolo, honrándolo, sirviéndole y glorificándolo en todo lo que hacemos y en todo tiempo y lugar.
Una vida en proceso y crecimiento para parecernos cada día más a El.
Ausencia de pecado.



La madurez de la Iglesia: la búsqueda de la santidad (del evangelismo al discipulado).

Mat 11:28-30. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”

Mat 28:18-20. “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”



La búsqueda de la santidad necesita ser un objetivo constante en el camino con el Señor. Es Su Voluntad para cada uno de nosotros.

Mat 6:9-10. “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”

Mat 6:33. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”

Heb 12:14-15. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;”

1 Tes 4:7. “Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.”

1 Tes 4:3. “pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;”



Es más, la búsqueda de la santidad debiera ser nuestro objetivo más urgente en este tiempo, cercano a la venida de Cristo.

Efe 5:25-27. “Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”



El poder para buscar y alcanzar la santidad es el poder del Espíritu Santo.

Mat 3:7-12. “Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.”

Hch 1:6-8. “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Notemos que el poder que ellos recibirían no era, en primera instancia, para hacer milagros y señales ni para predicar la Palabra porque cuando fueron enviados de dos en dos por Jesús tanto en el grupo de los doce como en el de los setenta, ellos regresaron reportándole a Jesús que habían visto milagros de sanidad y liberación, y obviamente habían predicado la Palabra con éxito. Entonces, ese poder para ser testigos significa el poder para vivir una vida delante de todas las personas, que atestigüe de la transformación de sus vidas por el poder de Dios, el poder para vivir la obediencia a la Palabra de Dios.



La santidad es equivalente a manifestar en toda circunstancia el carácter de Cristo.

Rom 8:28-29. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”

Gal 5:22-24. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.”



La santidad es morir a nosotros mismos.

Luc 9:23-24. “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.”

Mat 25:1-13. “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.”

El aceite de las lámparas era un aceite que se producía mediante la trituración de las olivas. Las olivas somos nosotros y la trituración significa las experiencias de la vida que nos permiten ser formados al carácter de Cristo. Por lo tanto, las vírgenes sensatas que tenían aceite en sus lámparas significa que habían pasado por las experiencias de la vida permitiendo que el Espíritu Santo les formara a la imagen de Cristo en tanto que las insensatas no lo habían aprovechado. Por ello es que las sensatas no les podían dar aceite, porque ese aceite era el fruto de sus experiencias personales con Dios y con el Espíritu Santo en medio de las circunstancias de su vida.


La santidad implica la incorporación a nuestra vida de por lo menos cinco elementos:
Arrepentimiento.
Conversión y regeneración.
Temor de Dios.
Obediencia.
Santidad.



La santidad es un proceso que dura toda nuestra vida: no es alcanzar la perfección pero si acercarnos a ella lo más posible de acuerdo a lo que Dios le ha dado a cada uno:

Fil 1:6. “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;”

2 Ped 1:3-11. “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”

1 Ped 1:13-19. Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,

14 Oct 2013
Referencia: Santidad.