Estudio Bíblico

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Módulo 105. Discipulado y consejería.



TEMA No. 14. CONSEJERÍA Y DISCIPULADO.

INDUCCIÓN EN CONSEJERÍA.


Definición e implicaciones.
Inducción: motivar a los aconsejados para que tomen decisiones bíblicas que conduzcan al cambio. Es un proceso que implica, por lo menos, las siguientes partes:
• Ayudarlos a aceptar la responsabilidad de sus deseos, motivaciones, pensamientos, actitudes, palabras y acciones.
• Ayudarlos a comprender que, a través de los recursos disponibles en Cristo, pueden cambiar.
• Llevarlos a la convicción que el cambio bíblico demanda una decisión personal (no es que no puedan sino que no quieren).
• Promover preocupación tanto por los pecados de la conducta como por los del corazón.
➢ Rendir sus corazones y no simplemente sus conductas (las conductas derivan del corazón).
• Buscar y honrarle a El con el corazón, no solo con los labios.
• Arrepentimiento y un cambio de corazón genuino y duradero es lo que agrada a Dios.
• Obtener un compromiso de ellos de desechar sus deseos, pensamientos y acciones que impiden el cambio bíblico y reemplazarlos por los que lo promuevan.
➢ La consejería bíblica será exitosa solo cuando se logra este objetivo.
La meta de la consejería bíblica es ayudar a los aconsejados a llegar a ser cada vez más semejantes a Cristo. Esto es un proceso que necesariamente implica asumir un compromiso. Cada aconsejado necesita dar pasos definitivos para “andar como El anduvo” (1 Jn 2:6). Algunos de ellos podrán decir que desean cambiar y crecer, pero tal vez no están seguros de que desean hacer el compromiso consiguiente. Tales personas están en un cruce de rutas muy importante, y a través de la gracia de Dios y los principios bíblicos necesitamos tratar de persuadirlos a seguir al Señor.


Compromiso.
Adoptar pensamientos y conductas bíblicos en cada área de su vida. Seis factores:
• Reconocer que son responsables de sus pensamientos y acciones.
• Optar por mirar las circunstancias del pasado y el presente desde una perspectiva bíblica (no de sus propias opiniones y emociones, Prov 16:25).
• Comprometerse a eliminar cualquier cosa que estorbe el cambio bíblico (Rom 13:14: vestirse del Señor y no proveer para los deseos de la carne).
• Esforzarse por alcanzar la meta: es un trabajo arduo que requiere esfuerzo, paciencia y perseverancia.
• Perseveran en la obediencia (Heb 10:36).
• Confiar en Dios por fortaleza y recursos para el cambio (Fil 2:12-13); quitar la vista de nosotros y ponerla y confiar en El.


Método de motivación divina (Dios a Moisés).
• A través de sus promesas (Exo 3:8, Exo 3:12, Exo 3:17-18). Explicar las promesas de Dios y aplicarlas de manera práctica y relevante.
• A través de metas concretas y alcanzables (Exo 4:1, Exo 4:5-17). No lo abrumó con metas inalcanzables.
• A través de instrucciones específicas acerca de cómo lograr esas metas (Exo 3:14-22).
• A través de evidencias del poder divino (Exo 4:1-8). Bíblicas y personales.
• A través de corregirle su enfoque (Exo 4:10-12). En lugar de poner sus ojos en su falta de idoneidad, llevarlo a que los pusiera en la suficiencia de Dios.
• A través de una descripción del carácter y los planes de Dios (Exo 3:5-18).


Método de inducción de Pablo (Rom 6:1-14).
• Por medio de declaraciones indicativas de su posición en Cristo (Vrs. 3-10). Ser conscientes de su posición en Cristo y de los recursos de que disponen a través de El.
• A través de mandamientos para que vivieran su posición en Cristo (Vrs. 11-14).


Otros principios bíblicos de motivación.
• Su percepción de lo que está ocurriendo (Gal 2:11-14, Col 2:9. 1 Jn 1:7).
• Información bíblica para eliminar razones para la resistencia (Mat 28:18-20).
• Quién es Dios (Prov 8:13, Isa 6:1-8, Heb 11:24-26).
• Quien es él en Cristo (Sal 90:3-6, Sal 100:3, Isa 2:22, Isa 40:12-17, Jer 10:23).
• El amor y la gracia de Cristo (2 Cor 5:14, 2 Cor 8:7-9, 1 Jn 3:1-4, 1 Jn 4:9-11).
• La grandeza de nuestros recursos en Cristo (Rom 8:34, 2 Cor 9:8, 2 Cor 10:4-5, Efe 1:3, Fil 2:1).
• Las promesas de Dios (Isa 41:10, Mat 6:33, Mat 28:20, Heb 13:5-6, 2 Ped 1:3-4).
• Los resultados de la obediencia (Sal 1:1-3, Sal 37:5-6, Prov 3:5-6, Luc 11:28, Jn 13:17, Gal 6:7-8, Efe 6:1-3, 1 Tim 4:7, Sant 1:25).
• Lo que necesita hacer y como hacerlo (Mat 5:21-26, Fil 4:6-9).
• Lo razonable de la obediencia (Isa 1:18, Rom 12:1).
• Optar por la obediencia (Rom 6:11-13, Rom 6:19-20, 1 Tim 5:21, 1 Tim 6:13-19, 1 Tim 6:17).


La resistencia al compromiso.
• La importancia del cambio que experimente un aconsejado estará en proporción directa con el nivel de compromiso que asuma.
• Muy poco o ningún progreso con frecuencia indica que hay resistencia al compromiso.
• El consejero necesita estar preparado para detectar y superar esa resistencia.


Reconocer la resistencia.
• Hay dos clases de resistencia. Resistencia abierta y resistencia encubierta.
• El joven rico es un ejemplo de resistencia abierta (Mat 10:17-26). Fue dolorosamente obvia.
• El tipo de resistencia más frecuente, sin embargo, es la encubierta: dan un asentimiento exterior al compromiso pero no están dispuestos a cumplirlo (Mat 21:28-30). Al inicio parecen entusiasmados con la idea de resolver sus problemas bíblicamente, pero luego demuestran estar resistiendo el compromiso necesario para el cambio.


Síntomas de resistencia encubierta.
• Ausentismo. Con frecuencia cancelan las entrevistas o tienen demoras crónicas, porque están evitando asuntos conflictivos para ellos.
• Desatención de las tareas en casa. Puede indicar que el aconsejado prefiere más hablar que hacer.
• Distanciamiento. No están dispuestos a dar información muy detallada, lo que puede indicar falta de deseos de cambiar.
• Amenazas. Con retirarse o sobre sus reacciones si no cambiamos de tema o tenemos cuidado en lo que estamos tratando.
• Intimidación. Una actitud de antagonismo, o retirarse o ponerse a llorar cuando estamos tratando un tema particular.
• Manipulación. Llorar o tratar de apabullarnos con palabras para intentar desviar la conversación. Parte de esto pueden ser historias diseñadas para promover simpatía (auto-conmiseración), argumentos fútiles y repetidas descripciones de hechos triviales. En la medida en que permitamos que la persona domine la sesión, no podremos considerar asuntos fundamentales para la concreción del cambio.
Cuando reconozcamos algunos de estos síntomas de resistencia, podremos señalarlo al aconsejado y pedirle que, a la luz de los compromisos verbales o escritos que ha hecho y/o los deseos de cambiar que ha expresado, explique el por qué de ella.


Reconocer las razones de la resistencia.
Algunas posibles causas de la resistencia son:
• Un corazón no regenerado (Hch 7:51, 1 Cor 2:14). Tales personas necesitan primeramente entregar sus vidas al señorío de Cristo.
• Fracasos repetidos. Son, por lo general, personas que están desalentadas. La clave para superar el desaliento es la provisión de esperanza bíblica y convencer a la persona de que la consejería bíblica tiene algo mejor que ofrecerle que todos los consejos que haya podido recibir antes.
• Miedo. Necesita ayuda de las Escrituras para superarlo.
• Orgullo. Pueden hallar difícil pedir perdón a aquellos contra quienes han pecado.
• Ignorancia. Tener ideas anti-bíblicas acerca de la vida cristiana.
➢ Algunos creen en la completa pasividad de la vida cristiana. Suponen que todo lo que tienen que hacer es desentenderse del problema y dejárselo a Dios. Tal concepto desplaza toda la responsabilidad personal y, en esencia, hace responsable a Dios de toda falla humana. Fil 4:13 nos enseña el equilibrio necesario en la vida cristiana: el creyente no puede tener victoria fuera del poder de Cristo y tampoco le vendrá sin esfuerzo.
➢ No haber entendido la relación entre obediencia y sentimientos. Sostienen que obediencia sin sentimientos es legalismo, hipocresía. Necesitan entender que la hipocresía es obediencia fingida y no obediencia sin sentimientos. Jesús condenó la hipocresía de los fariseos porque procuraban la alabanza de las personas en lugar de agradar a Dios (Mat 6:1-6, Mat 6:16-18). La obediencia movida por el amor a Jesús, Su muerte expiatoria y Su gracia perdonadora es simplemente obediencia evangélica.
• Incredulidad. Dudan de la suficiencia y poder de la Palabra de Dios para efectuar cambios en sus vidas. En realidad están dudando de Dios.
• Amargura. Algunos la ven como medio de vengarse de otros. Por tanto se niegan a hablar con ellos, pedirles perdón o dar otros pasos hacia una reconciliación. Mientras no estén dispuestos a aceptar los propósitos providenciales de Dios por lo que sucedió (Rom 8:28-29) y listos para perdonar a quienes les ofendieron (Sal 86:5), el proceso de cambio bíblico estará impedido.
• Compromisos impropios. Pueden resistir el compromiso a obedecer la Palabra de Dios porque están embarcados en prácticas pecaminosas y carnales y no están dispuestos a romper con ellas.
• Otras razones:
➢ Desviar la culpa, excusar o no tomar seriamente el pecado.
Como consejeros necesitamos determinar las causas de la resistencia y tratar con ella antes que podamos esperar un firme compromiso bíblico de parte de nuestros aconsejados.


Motivación y disciplina de la Iglesia.
Cuando todo lo demás ha fallado, aún tenemos un método de motivación del cual echar mano: la disciplina de la iglesia. Este método es para se aplicado a personas que por un largo período han mostrado que no están dispuestas a asumir los compromisos exigidos por las Escrituras (Mat 18:15-18, 2 Tes 3:14, 1 Tim 5:20).
El fin de esta disciplina no es castigar (aunque implica un castigo) sino promover la restauración y la reconciliación de la persona con Dios y con los demás.
El paso final del proceso de la disciplina (entregar a alguien a satanás) es tratar como inconversos a los individuos que persistan en la resistencia, puesto que ello evidencia una falta de sumisión al Señorío de Cristo.
Este paso final no puede ocurrir de la noche a la mañana; el proceso puede (y debería) tomar meses en ser cumplido en forma completa y correcta cuando fallan los intentos repetidos de asegurar un compromiso piadoso y no queda otra opción que la de colocar a la persona culpable fuera de la iglesia. Aún en esta parte del proceso, la meta no deja de ser el arrepentimiento y la restauración de la persona (1 Cor 5:5, 1 Tim 1:20).
Dios bendice a quienes obedecen Su Palabra (Sant 1:25). Por tanto necesitamos utilizar cualquier medio que El haya provisto para ayudar a las personas a experimentar tal bendición. Y la disciplina de la iglesia es uno de los métodos divinos para inducirla al cambio.


Bibliografía.

“Consejería bíblica e inducción”, Wayne A. Mack, Capítulo 15 del libro “La Consejería”, John MacArthur y la Facultad del Master´s College, Grupo Nelson, 2009.



04 Oct 2012