Estudio Bíblico

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Módulo 210. La Reforma de la Iglesia y el Ministerio Apostólico.



LOS CREYENTES CON ESPÍRITU Y MENTALIDAD APOSTÓLICA.



“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.” (Apo 1:8).

“...Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último...” (Apo 1:11).

“Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;” (Apo 1:17).

Cuando Jesús resucitado se presenta a Juan en el libro de Apocalipsis, la palabra que usa para indicar que El es el primero es la palabra griega “protón” que significa primero en tiempo, lugar, orden o importancia, noble, principal, influyente, mejor. Lo que indica que la naturaleza divina de Cristo tiene esas cualidades. Y la palabra de Dios dice de nosotros que somos linaje de Dios y que somos participantes de la naturaleza divina, en consecuencia, las características de un creyente, y más aún, de un creyente con la unción apostólica de nuestro tiempo, debe ser uno que sea el primero en tiempo, lugar, orden, importancia, influencia, etc.

“Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios,...” (Hch 17:26-29).

“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.” (2 Ped 1:3-7).

Como consecuencia de lo anterior y de las características de lo apostólico que hemos venido enumerando a lo largo de este estudio, podemos decir, sin lugar a dudas, que los creyentes con espíritu y mentalidad apostólicas son creyentes “protones”, es decir,

• Primeros en servicio.

“Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Mar 10:42-45).

• Primeros en dar el primer paso, en poner el fundamento.

• Tienen destino, propósito y visión.

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efe 2:10).

“Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.” (Hch 17:26-28).

• Perseverantes hasta alcanzar la victoria.

• Dios los ha dotado de una fe persistente, es decir, una fe que una vez alcanzada una victoria no se acomoda sino que va detrás de un reto mayor.

“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” (Jn 14:12-14).

• Personas de guerra en contra de las obras de las tinieblas, personas que no están a la defensiva en contra del diablo, sino a la ofensiva, que tienen unción de penetración en el reino de las tinieblas (2 Cor 10:3-6, Efe3:8-13).

“Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.” (2 Cor 10:3-6).

“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él; por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.” (Efe 3:8-13).

• Adonde van producen cambios.

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mat 5:13-16).

“Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.” (Mat 13:33).

• Son primeros en hacer algo nuevo. Están abiertos a y constantemente buscan nuevas estrategias que les permitan tener mejores y mayores resultados en el alcance, la consolidación y el discipulado de los nuevos convertidos.

“Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.” (Mat 9:16-17).

• Son adoradores radicales.

“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Jn 4:23-24).






27 Ene 2012