Estudio Bíblico

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Módulo 119 Dones u oficios ministeriales.



6.4 Evangelista.

El sentido de la palabra es el de uno que pregona las buenas nuevas (Evangelio) de la salvación, guía a los incrédulos al conocimiento del Señor y puede establecer, debido a la cantidad de conversiones, nuevas congregaciones.

Aunque todos los cristianos estamos llamados a ser pregoneros de esas buenas nuevas (Mat 28:18-20, Mar 16:15-18, Hch 1:8), Cristo otorga el don de evangelista particularmente a algunos miembros de Su Cuerpo. El evangelista es el oficio ministerial cuya función principal, debido a una pasión por los que están perdidos que le consume por dentro, es la predicación del evangelio entre los inconversos, para que se arrepientan de sus malos caminos y vengan al conocimiento de Jesucristo como Su Señor y Salvador (Rom 10:10) y sean trasladados de la potestad de las tinieblas a la luz del Señor Jesucristo (Col 1:13).

El primero al que se le aplicó este término en las Escrituras fue a Felipe (Hch 21:8), que fue uno de los escogidos para “servir las mesas” en el principio de la Iglesia (Hch 6) pero que posteriormente desarrollo un ministerio de predicación, tanto frente a multitudes como sucedió en Samaria (Hch 8:5-12), como de persona a persona como en el caso del etíope eunuco (Hch 8:26-40).

Junto con el ministerio pastoral, es el oficio ministerial más conocido por la Iglesia, y por su pasión por las almas perdidas que le lleva en algunas ocasiones a tomar riesgos en su relación con los perdidos (1 Cor 9:20), lo que puede ser interpretado por algunos, principalmente los legalistas, como señal de “ecumenismo”, y ser por ellos criticados y rechazados en ciertos sectores del pueblo evangélico.

Conjuntamente con los otros ministerios, su función es participar en el perfeccionamiento de los santos para el crecimiento del Cuerpo de Cristo en número, calidad, unidad, carácter y fruto.


Definiendo el evangelismo.

El Congreso Mundial de Evangelismo de Lausana dio una definición clara y detallada de evangelismo, cuyos aspectos más relevantes son:

• “Evangelizar es difundir las buenas nuevas de que Jesucristo murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos de acuerdo a las Escrituras, y que como el Señor que reina El ofrece el perdón de los pecados y el don del Espíritu que liberta a todos los que se arrepienten y creen”.

• “Al presentar el Evangelio no tenemos la libertad de esconder el costo del discipulado. Todavía hoy Jesús llama a todos los que quieren seguirle a negarse a sí mismos, tomar su cruz e identificarse con la nueva comunidad.”

• “En consecuencia, el verdadero resultado del Evangelismo no es solo conversión, sino que incluye la obediencia a Cristo, la incorporación a su iglesia, y el servicio responsable en el mundo” (1 Cor 15:3-4, Hch 2:32-29, Jn 20:21, 1 Cor 1:23, 2 Cor 4:5, 5:11, 5:20, Luc 14:25-33, Mar 8:34, Hch 2:40-47, Mar 10:43-45).

• “Por lo tanto:
o La naturaleza del evangelismo es la comunicación de las Buenas Nuevas.
o El propósito del evangelismo es dar a los individuos y grupos una oportunidad válida de aceptar a Jesucristo.
o La meta del evangelismo es persuadir a hombres y mujeres para que lleguen a ser discípulos de Jesucristo y que le sirvan a El en la comunión de la iglesia.”

Evangelizar es presentar a Jesucristo en el poder del Espíritu Santo para que los hombres lleguen a poner su confianza en Dios a través de El, le acepten como su Salvador y le sirvan como su Rey en la comunión de su Iglesia.


Etapas en el Evangelismo.

Derivado de lo anterior, podemos deducir, por lo menos, tres etapas del evangelismo: la primera, que es la predicación del evangelio para que las personas se conviertan; la segunda es la incorporación de las personas convertidas a la iglesia, y la tercera es la conversión de las personas incorporadas en discípulos de Cristo. De tal manera que la meta no es solamente proclamar las Buenas Nuevas sino formar discípulos.

Por lo tanto evangelizar implica que estemos convencidos de la centralidad de la conversión a Jesucristo de las personas, ya que sin conversiones no tenemos cristianos, y sin cristianos no tenemos con quienes bendecir a la ciudad o a la nación. Sin conversión no hay salvación, ni perdón, ni vida eterna. Por lo tanto, la evangelización demanda que veamos al convertido incorporado a la iglesia local. El verdadero amor cristiano lleva a desear, buscar, trabajar y planear para que la mayor cantidad posible de personas se conviertan a Cristo de todo su corazón, constituyéndose en un verdadero discípulo de El.

La esencia del mandato evangelístico es la de cosechar, acopiar el grano o el fruto del campo (el mundo), ponerlo y conservarlo en los graneros (la iglesia), y usar de ese fruto para sembrar y cosechar más (reproducción espiritual).


Definición del ministerio de evangelista.

De todo lo anterior, podemos adoptar como una definición del ministerio o del oficio evangelístico, la siguiente: es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para compartir el evangelio con los no creyentes, en una manera tal que hombres y mujeres lleguen a ser discípulos y miembros responsabes de la iglesia local.


Características.

Las características más relevantes del oficio de evangelista son:

• Una unción (habilitación y dones) especial dada por Dios para hallar gracia y favor delante de los inconversos para llevar las buenas nuevas de la salvación, de manera tal que los no creyentes se arrepientan y se conviertan a Cristo.

• La predicación, aún cuando puede ser una predicación “sencilla” o de verdades simples o básicas de la Palabra de Dios, tiene las características de que:
o No son nuevas de condenación ni de juicio.
o Es un mensaje de reconciliación entre Dios y el hombre.
o Su mensaje es Jesús crucificado, muerto y resucitado.
o Comunica el Evangelio con palabras sencillas de entender y en términos relevantes para los incrédulos.
o Tiene un ministerio de cosecha.
o Entrena a otros para ganar almas.

• Está equipado con una unción para sanar enfermos principalmente, y para hacer señales y prodigios, para confirmación de la Palabra que predica y convencer al incrédulo que le escucha.
o Atrae gran cantidad de enfermos a sus predicaciones, que no solo se sanan sino que principalmente, reciben a Cristo como su Señor y Savador.
o Desatan otro tipo de prodigios y milagros sobre la gente afligida que muchas veces los llevan a Cristo.
o Opera principalmente en las manifestaciones de los dones del Espíritu Santo de poder que confirman la Palabra de Dios.
o En menor grado, aunque no por ellos menos importante, manifiestan también la operación de los dones de palabra de sabiduría y palabra de conocimiento.

• Tiene una especial pasión por los que están perdidos.
o Está continuamente viajando en busca de las almas perdidas, y lo hace hacia lugares distantes, fuera de los límites de una iglesia local.
o Por ello debe tener una cobertura pastoral, ya que “no es bueno que el hombre esté solo” (Gen 2.18).
o Trae a la iglesia la carga por los perdidos moviéndola a ayunar, orar, ganar almas y cumplir la Gran Comisión:
 Desata en las congregaciones una unción de sanidades y milagros.
 Mueve a la iglesia a liberar a los cautivos, a presentar la redención de Cristo al mundo y la justificación divina a través del Cordero.
 Mueve a la iglesia a provocar multitud de nuevos nacimientos.

• Aún cuando su pasión sea la salvación de las almas, también debe asumir responsabilidad de la conservación de la cosecha juntamente con los demás ministerios presentes en el área geográfica donde opera, principalmente con los pastores, maestros y la iglesia en general.
o Así como el padre natural, en la gran mayoría de situaciones, no engendra a sus hijos y los deja abandonados, así tampoco debería suceder con las personas que el evangelista gana para Cristo.
o Lo ideal debería ser que la labor del Evangelista y de su ministerio no cesara hasta que las personas salvadas quedaran establecidas y consolidadas en una congregación local.

• Por lo general, junto con la unción evangelística se manifiesta el don motivacional de la exhortación para animar a las personas a venir a los pies de Cristo.

• Algunas veces son algo excéntricos o llamativos (“show-man”), lo que constituye no una expresión de carnalidad, sino el aparato publicitario del cual Dios los rodea para atraer, no a la iglesia que se siente afectada por esas excentricidades, sino a los inconversos.

• Ejemplos bíblicos: Hch 8:5-6, 26-40, 11:13-14, 13:46-68, 14:1, Jn 4:41.


Peligros.

• Pueden ser muy competitivos y con tal de salirse con la suya, pueden intentar provocar las manifestaciones de los dones de poder.

• Si andan en endiosamiento, debido a los resultados de la unción que opera en ellos, pueden volverse egocéntricos y/o menospreciar a los demás oficios ministeriales y dones de la Iglesia.

• Pueden estar enfocados tanto en la cosecha, por la pasión que anima sus corazones, que descuiden totalmente la conservación de la misma y parezcan despreocupados o indiferentes por el futuro de esos nacidos de nuevo.

• Que solo le interesen sus resultados visibles, temporales, y no los resultados en función de la expansión y consolidación del reino de Dios.



26 Ene 2012