Estudio Bíblico

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Módulo 116. Dones espirituales.



Nuestra actitud hacia los dones.

La Palabra de Dios habla de algunas actitudes que deben caracterizar al creyente en su relación con los dones, y que son la expresión de honra, aprecio, agradecimiento y reconocimiento que merecen, como regalos de la Gracia de Dios en nuestro beneficio. Esas actitudes son las siguientes:

1) No ignorarlos ni ignorar acerca de ellos, de su propósito, de su forma de operación. Conocerlos bien, familiarizarnos con ellos.

“No quiero, hermanos, que ignoréis (no saber por falta de información o inteligencia, desconocer por desagrado, sin entender) acerca de los dones espirituales.... Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho....(1 Cor 12.1, 4-7).

2) Desearlos en nosotros, tener un gran deseo de que se manifiesten a través de nosotros para bendecir a otros, tener un gran deseo de ser útil a la obra de Dios y a la edificación de nuestro prójimo.

“Procurad (buscar, pedir, preguntar, querer, requerir, buscar, demandar), pues, los dones mejores....” (1 Cor 12:31).

“Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.” (Rom 1:11-12).

3) No descuidarlos, despreciarlos, menospreciarlos, ignorarlos y/o negarlos.

“No descuides (no hacer caso, desentenderse) el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.” (1 Tim 4:14).

4) Avivarlos, mantenerlos vivos, activos, desarrollarlos; buscar y/o provocar oportunidades para operarlos.

“Por lo cual te aconsejo que avives (volver a encender, mantener encendido) el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,” (2 Tim 1:6-8).

“Porque irrevocables (no hay que arrepentirse) son los dones y el llamamiento de Dios.” (Rom 11.29).

26 Ene 2012