Estudio Bíblico

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Módulo 115. Vida laboral.



Otros aspectos a considerar, relacionados con el trabajo.

Las necesidades humanas de trascendencia y significancia (derivadas de la imagen de Dios en nosotros) encuentran su realización, expresión y satisfacción en el trabajo que nos provee de una parte importante de la realización de nuestra identidad, habilitación y propósito en la vida, y por ende, contribuye significativamente a nuestra realización personal.

Por ello, al hablar del trabajo, no podemos dejar de considerar lo relacionado con la desocupación, que es un problema laboral creciente en el mundo moderno, derivado, entre otras cosas, del desarrollo tecnológico de la producción y del afán de lucro como prioridad de la economía por encima de las necesidades humanas.

La desocupación creciente, abierta o encubierta, trae consecuencias a la persona integral, a la familia y a la sociedad, en todos los aspectos. Consideremos algunas de ellas:

• En lo individual y familiar, por ejemplo:
o En el aspecto físico, necesidades no suplidas y malestares y enfermedades derivadas de ello y disminución de calidad material de vida.
o En el aspecto emocional, desgaste mental, frustración, aburrimiento, tensiones y conflictos en la vida familiar, sentido de desvalorización por no contribuir a la vida y al bienestar de la familia y de la comunidad, ser prescindible, ser considerado limitado o devaluado, etc.
o En el aspecto espiritual, el desgaste físico y emocional nos impiden una perspectiva correcta de nuestra identidad en Cristo, nos hace más vulnerables a la duda, al afán y al temor, entre otras.

• En lo social, por ejemplo:
o Desaprovechamiento de recursos humanos calificados que podrían aportar significativamente al mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad.
o Mayores niveles de gasto público (y por lo tanto de impuestos) para la operación de los servicios sociales, dinero que se sustrae de la generación de empleos productivos que podrían contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad.
o Desesperanza, frustración, decepción, etc., de amplios sectores de la población, que terminarán, tarde o temprano, afectando al resto de la población.


El trauma de la desocupación.

Las personas desocupados, por lo general, atraviesan, dentro de su situación de desocupación, tres etapas progresivas que, si queremos dar una respuesta efectiva y pertinente a las consecuencias del problema de la desocupación, que es una responsabilidad de la iglesia y de los creyentes, no podemos dejar pasar desapercibidas. Estas etapas son:

• La etapa de la conmoción, caracterizada por lo siguiente:
o Indignación, rechazo, menosprecio.
o Culpabilidad, condenación.
o Ataque a la autoestima.
o Todavía, optimismo hacia el futuro.
• La etapa de la depresión y el pesimismo, caracterizada por lo siguiente:
o Se agotan los ahorros.
o El panorama se va tornando sombrío.
o Inercia.
• La etapa del fatalismo, caracterizada por:
o Permanecer desocupado y sucesivas decepciones al postularse.
o Abandono de la lucha y la esperanza.
o Desconsuelo y aflicción.
o Desmoralización y deshumanización.

Cada una de esas etapas debe enfrentarse de diferente manera, desde la perspectiva del pastor y de la iglesia que quiere apoyar a quienes se encuentran en esa situación, a resolver el problema y/o sus consecuencias.


Soluciones y paliativos a aplicar desde la Iglesia.

La Iglesia, como Cuerpo de Cristo, responsable de llevar a cabo su obra y de aplicar sus principios en lo cotidiano de la vida, para mejorar la calidad de ella y el bienestar humano de acuerdo al diseño original de Dios para los seres humanos, tiene una responsabilidad y una serie de opciones importantes frente a este problema. Algunas de esas responsabilidades y opciones son, por ejemplo:

• La sensibilización social frente a las políticas públicas y privadas para “humanizar” la economía, y minimizar, hasta donde sea posible, el problema de la desocupación, promoviendo, entre otras cosas:
o La humanización del desarrollo tecnológico para que su motivación no sea el incremento del lucro sino el desarrollo de la calidad de vida de todos los seres humanos, equilibrando el desarrollo tecnológico con el desarrollo del empleo, no como ha sucedido en la gran mayoría de casos en el mundo contemporáneo, donde el desarrollo tecnológico ha significado, en primer lugar, la supresión de volúmenes considerables de empleo, en un mundo que demanda más de ellos y no menos.
o La creación de incentivos que, a su vez, motiven la creación de empleos dignos en las mayores cantidades posibles, para enfrentar el creciente desempleo en la sociedad moderna.
o La creación de incentivos para motivar la responsabilidad social empresarial y la proyección de las actividades empresariales al mejoramiento del bienestar integral de las comunidades donde operan.

• Promover la transformación radical de la actitud social “peyorativa” hacia los desocupados y los desempleados, que incorrectamente son vistos como haraganes o perezosos, cuando la realidad es que a pesar de sus deseos de seguir contribuyendo al bienestar de sus comunidades y países, por cuestiones relacionadas directa o indirectamente con el lucro, son declarados prescindibles en el mundo laboral, y por ende, en el mundo social. Cuando 2 Tes 3.10 manifiesta que “el que no trabaja que no coma”, no se está refiriendo a todos aquellos que han sido declarados prescindibles por el sistema económico, sino a aquellos que, teniendo las oportunidades de trabajar, por pereza no lo hacen.

• Siendo el desempleo un problema creciente en la sociedad contemporánea, la iglesia como tal, responsable del bienestar integral del ser humano, por las consecuencias que la desocupación tiene sobre la persona humana y su familia, debe hacer esfuerzos especiales para brindarles a las personas en esa situación, y a sus familias, un cuidado pastoral pertinente a la situación, que involucre a toda la iglesia y que abarque no solo la búsqueda de soluciones en el ámbito laboral sino también el mantenimiento de la salud emocional y espiritual, y la provisión de las necesidades físicas básicas de ellos.

• En el ámbito de las soluciones en el ámbito laboral, por ejemplo, la iglesia puede generar, sola o conjuntamente con otras organizaciones locales y/o nacionales, iniciativas para aprovechar los recursos desempleados, tales como:
o Tutorías empresariales y colocación de recursos humanos.
o Apoyo al cooperativismo y a las pequeñas y medianas empresas.
o Centros de capacitación, actualización y calificación para el empleo.
o Apoyo a la generación de ingresos para personas en desventaja social, tales como, discapacitados, mujeres jefes de hogar, personas de la tercera edad, etc.
o Servicios comunitarios voluntarios y creativos, que persigan:
 La dignificación de los recursos desempleados.
 La ocupación del tiempo disponible mientras consiguen una ocupación remunerada.
 La participación de los desempleados en actividades constructivas.
 Canalizar su potencial creativo.
o Canalización de inversión de recursos financieros en empresas productivas para generar empleos de calidad para personas desempleadas y/o desocupadas.

• En el ámbito de la salud emocional y espiritual, el cuidado pastoral debe enfocarse en el mantenimiento de una actitud emocional optimista y la identidad en Cristo de las personas en situación de desocupación, y la construcción de la solidaridad, el apoyo y la cooperación de sus familias y de la congregación hacia ellos.

• En el ámbito de la provisión de las necesidades físicas básicas de los desocupados y sus familias, la iglesia puede implementar por sí misma, un ministerio de recolección de recursos financieros y materiales para suplir esas necesidades, o puede convertirse en un ente ejecutor de acciones de este tipo por cuenta de instituciones locales o nacionales que tengan ese objetivo.


El tiempo libre.

Un problema también relacionado con el ámbito laboral en el mundo moderno, es la tendencia a la generación de mayores tiempos libres por la disminución de las jornadas laborales medias derivada de la revolución tecnológica y de algunas soluciones que se puedan estar implementando para paliar el problema de la desocupación, como por ejemplo, compartir una plaza de trabajo entre dos personas (tiempo compartido, trabajo por horas, trabajo a destajo, etc.).

Ante esta situación, y haciendo uso del refrán popular, que no por popular deja de ser acertado, de que “la ociosidad es la madre de todos los vicios”, la iglesia debe considerar sugerir y ofrecer alternativas constructivas, no solo para su congregación, sino también para la comunidad, respecto al tiempo en familia y con los amigos, promover el estudio y el servicio comunitario, y la generación de pequeñas y medianas empresas que, por un lado liberen empleos en otras empresas, y por otro lado, generen nuevos empleos al interno de ellas, como alternativa viable ante los efectos de la desocupación y la globalización, que es un problema adicional que está ejerciendo y va a seguir ejerciendo presión sobre el volumen del empleo.









25 Ene 2012