Estudio Bíblico

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¿EN QUE CREEMOS?




Creemos en un solo Dios (Deut 6:4, mar 12:29, Mat 12:32), que es Todopoderoso, Omnisciente, Omnipresente, Omnipotente, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible (Col 1:16, Rom 11:36, Sal 24:1), que es nuestro Padre (Jn 1:12, Rom 8:15.18). Que es Dios Trino (Luc 3:21-22): Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Creemos en el Señor Jesucristo, como nuestro Único y Suficiente Salvador y Señor (Rom 10:8-10). El Unigénito del Padre, Dios Verdadero, no creado, de la misma naturaleza del Padre, que bajó del cielo por todos nosotros y por nuestra salvación haciéndose hombre (Jn 3:16, Efe 2:5-8), encarnándose por obra del Espíritu Santo en María (Mat 1:18-25, Luc 1:26-38), que por nuestra causa padeció y fue sepultado (Mat 26:47-27:61), resucitando al tercer día (Mat 28:1-10), y ascendió al cielo y está sentado a la derecha del Padre (Hch 1:9-11, Mat 22:44), intercediendo por nosotros todo el tiempo (Heb 7:23-25), siendo el único mediador entre Dios y los hombres (Hch 4:12). Y vendrá de nuevo en toda Su gloria a derrotar definitivamente al maligno y sus fuerzas demoníacas y humanas, establecerá Su Reino, que no tendrá fin y juzgará a todos, a los impíos para muerte eterna, y a los creyentes para vida eterna y para los galardones que tiene reservados en el cielo para nosotros (Apo 1-22).

Creemos en el Espíritu Santo, Dador de vida, Maestro y Consolador, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, que nos bautiza (el bautismo del Espíritu Santo) y nos llena (Hch 11:16), y que produce en nosotros el Fruto del Espíritu como manifestación visible del nuevo nacimiento que opera en cada creyente (Gal 5:21-22, 2 Cor 5:17), y que juntamente con el Padre y el Hijo reparten Sus dones en todos y cada uno de los y las creyentes (1 Cor 12:1, 7).

Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, divinamente inspirada por Dios, que no pasará, y que es nuestra única regla de fe y vida, y guía nuestra conducta (2 Tim 3:16-17).

Creemos en la salvación de todos los creyentes por la Gracia de Dios por medio de la fe, como un don de Dios, independientemente de nuestros méritos, obras, habilidades y capacidades (Efe 2:8-10, Rom 10:8-10).

Creemos en el bautismo por inmersión de agua de todos los creyentes (Mat 3:11), como una señal de la obediencia de cada creyente a Cristo, y por lo tanto, del Señorío de Cristo sobre sus vidas, y como una representación gráfica de la muerte del hombre viejo y de la vieja naturaleza, y de nuestra resurrección con Cristo a una novedad de vida (Mat 28.19, Mar 16:16, Hch 8:36-38). También creemos en el bautismo del Espíritu Santo (Hch 2:4, 1 Cor 14:21), como señal de la llenura del Espíritu Santo y la investidura de poder para ser testigo del Señor en todas partes (Hch 1:8).

Creemos que cada creyente en Cristo es hecho por Dios un hijo de Dios (Jn 1:12), nueva criatura (2 Cor 5:17) de tal manera que todas las cosas viejas (la vieja naturaleza pecadora, el hombre viejo) pasaron y todas fueron hechas nuevas, un ministro de la reconciliación (2 Cor 5:18-20), la justicia de Dios (2 Cor 5:21), amados de Dios y santos (Rom 1:7), aceptados en Cristo (Efe 1:6).

Creemos en la Iglesia, una, santa y apostólica, cuya naturaleza es paternal (porque Dios es Padre), su objetivo es el establecimiento del Reino de Dios sobre la tierra y su metodología es el discipulado y la unidad en amor.

Creemos en la plenitud de la operación de los cinco oficios ministeriales que Cristo dejo a la Iglesia (Efe 4:11-16) para madurar, entrenar, adiestras y habilitar a todos los creyentes para la obra del ministerio (evangelización y discipulado) para la edificación del Cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios y a la transformación de nuestro carácter en el carácter de Cristo. También creemos en los nueve dones del Espíritu Santo (1 Cor 12:8-11) y en los siete dones espirituales de servicio (Rom 12:7-8).

Creemos en la restauración de todas las cosas al plan original de Dios (Hch 3:21, Rom 8:19-21, Luc 19:10) mediante la acción de todos los creyentes como reyes y sacerdotes del Dios Altísimo (Apo 1:5-6, Apo 5:10), mediante su testimonio personal de vida (Mat 5:13-16, Mat 13:33) y la proclamación de las buenas nuevas, las grandezas y las maravillas de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable (1 Ped 2:9), y por ende, en la evangelización y discipulado de alcance mundial (Mat 28.18-20, Hch 1:8, Mar 16:15-16, Apo 21:24).

12 Dic 2011