Estudio Bíblico

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Consideraciones acerca de la Ley.



La relación del Cristiano con la Ley del Antiguo Testamento.

La ley del Antiguo Testamento es un pacto, un contrato que compromete a dos partes, que tienen las obligaciones especificadas en el mismo. En tiempos del Antiguo Testamento, muchos pactos eran del tipo de protectorado. Estos pactos eran dados generosamente por un señor todopoderoso a un siervo o vasallo dependiente y más débil. Le garantizaban al vasallo beneficios y protección. A su vez, el vasallo quedaba obligado en lealtad a aquel señor solamente, con la advertencia de que cualquier deslealtad recibiría castigo, según las especificaciones del contrato. Dios formó la Ley del Antiguo Testamento con analogía a estos antiguos pactos y, por ende, ésta constituyó un contrato de obligatoriedad entre Jehová el Señor, y su vasallo, Israel.

El Antiguo Testamento no es nuestro Testamento: testamento es otra palabra para hablar de un pacto. El Antiguo Testamento representa un pacto antiguo que sirve de base o fundamento al nuevo, y que de hecho éste último supera (Mat 5:1-6:18). Es posible agrupar la mayoría de las leyes del Pentateuco en dos categorías principales, una de las cuales aún se aplica a los cristianos: las leyes civiles y eclesiásticas (de aplicación para los cristianos) y las leyes rituales (ya no aplicables dado que Cristo presentó el Sacrificio Perfecto, una vez para siempre, Heb 9).

La ley y los profetas llegaron a su fin cuando Juan el Bautista comenzó a predicar el Nuevo Pacto por eso Jesús insistía en que la gente debía entrar al Reino de Dios pronto, pues de lo contrario todavía estaría obligada a obedecer la ley vieja, la cual era imposible de enmendar por cuanto el Espíritu Santo todavía no había sido enviado sobre los creyentes (Hch 1:8). Jesús cumplió todo el Antiguo Testamento y dio una nueva ley, que no abolía la antigua, sino que la cumplía y la superaba (Gal 5:14). La nueva Ley o pacto podría darles a los que la cumplieran una justicia mayor que la de los escribas y fariseos, que guardaban rigurosamente el Pacto Antiguo.

Parte del Antiguo Testamento es renovado en el Nuevo. Algunos aspectos de la ley ética del Antiguo Testamento se establecen claramente en el Nuevo como aplicables a los cristianos. Tales leyes derivan su aplicabilidad continua de que sirven para apoyar las dos leyes fundamentales del Nuevo Pacto, de las cuales dependían toda la ley y los profetas (Mat 22:40). Jesús les da nueva aplicación (Mat 5:21-48) y las redefine, para incluir más que su enfoque original. Toda la ley del Antiguo Testamento es todavía Palabra de Dios para nosotros, aunque ya no dependa de su cumplimiento o no nuestra salvación.

La ley como fuente de enseñanza para nosotros. No importa que la ley no sea un mandato directo para nosotros, o acerca de nosotros. Otro aspecto importante de la ley es cuánto podemos aprender de esta ley acerca de Dios. Su demanda de justicia, sus ideales para la sociedad israelita y su relación con su pueblo. Esta ley, entonces, nos provee una parte importante del fondo para la enseñanza del Nuevo Testamento. Como contiene las clases de normas que Dios estableció para su pueblo del Antiguo Testamento, debe ser una enorme fuente de instrucción para nosotros, que queremos hacer su voluntad.

La ley nos muestra cuán imposible es agradar a Dios por nuestras propias fuerzas (Rom 3:20). Cuando leemos la Ley del Antiguo Testamento, debemos ser humildes para comprender cuán indignos somos de pertenecer a Dios. Debemos alabarlo y darle gracias porque nos hizo aceptos en su presencia, sin que tuviéramos que cumplir humanamente la ley del Antiguo Testamento, pues de lo contrario, no tendríamos ninguna esperanza de complacerlo.


El papel de la Ley en Israel y en la Biblia.
Sería un error deducir que la Ley ya no es una parte valiosa de la Biblia. Actuó en la historia de la salvación para “traernos a Cristo” (Gal 3:24), mostrándonos cuán elevadas son las normas de justicia de Dios, y cuán imposible es para cualquiera cumplir con esas normas sin la ayuda divina. La ley misma no los salvaba. Dios fue quien salvó a Israel siempre. La ley solo representaba las condiciones del convenio de lealtad que Israel tenía con Dios. Ningún ser humano puede agradar a Dios constantemente a la luz de normas tan elevadas y amplias (Rom 8:1-11). Aunque el método farisaico, la obediencia a la letra antes que al espíritu de la ley, puede tener un éxito limitado, es sólo un éxito mundano; nunca el que es resultado de guardar la ley como Dios quiere (Mat 23:23).


Ley Apodíctica (evidente).
Tiene aplicación general, y les dice a los israelitas las cosas que deben hacer o evitar para cumplir su parte del pacto con Dios. No es exhaustiva (minuciosa). Es paradigmática: pone una norma como ejemplo, en vez de mencionar todas las circunstancias posibles. Las declaraciones de la Ley eran una guía digna de confianza con aplicación general; no es una descripción técnica de todas las circunstancias que uno pudiera imaginar. Las leyes de este tipo en el Antiguo Testamento, aunque limitadas en su forma, son en realidad muy extensas en Espíritu.


Ley casuística (caso por caso).
Los elementos de una ley como esta son condicionales. Constituyen una gran porción de los seiscientos y tantos mandamientos que encontramos en el Pentateuco. Ninguna de ellas se renueva explícitamente en el Nuevo Pacto. Como tales leyes se aplican específicamente a la vida ética, religiosa y civil de Israel, están por lo tanto limitadas en su aplicación y es muy improbable que se apliquen al cristiano.


La ley del Antiguo Testamento y otros códigos legales de la antigüedad.
Los israelitas no fueron el primer pueblo que tuvo leyes. Cuando esas leyes primitivas se comparan con la Ley del Antiguo Testamento, se hace evidente que esta representa un avance definitivo sobre las anteriores. No queremos decir con esto que la Ley del Antiguo Testamento represente la moral o la enseñanza ética más elevada posible. Esto en realidad solamente viene con la enseñanza de Cristo mismo en el Nuevo Testamento.


La ley del Antiguo Testamento como beneficio hecho a Israel.
La ley no podía dar vida eterna, ni verdadera justificación delante de Dios, pues no había sido dada con ese fin. Cualquiera que tratara de ganar la salvación y ser acepto a Dios exclusivamente a través de la Ley, fracasaría, pues era imposible guardar toda la ley. Por lo menos una vez en la vida, quebrantaría una de las reglas (Rom 2:17-27, 3:20), y eso, por definición convierte al culpable en quebrantador de toda la Ley (Sant 2:10). Sin embargo, cuando se entienden sus propósitos debidamente, se puede considerar la Ley como algo benéfico para los israelitas; un ejemplo maravilloso de la misericordia y la gracia de Dios con su pueblo.


14 Nov 2011
Referencia: La Biblia 08.