Estudio Bíblico

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Módulo 111. Mayordomía.



Tema No. 10. AREAS DE MAYORDOMIA (7).

MAYORDOMÍA DEL TIEMPO.



Objetivos de la enseñanza.
Comenzar a conocer, en detalle, los alcances de cada una de las áreas de mayordomía que Dios requiere de nosotros.
Conocer detalladamente, los alcances de la mayordomía del tiempo y determinar acciones concretas para desarrollarla de acuerdo a los estándares de Dios.



El tiempo como recurso no renovable.
El tiempo es el único recurso que no se puede reponer (no renovable). Si lo perdemos, no lo volvemos a recuperar (Ecle 3:1-11).
Por más que tratemos de detener su paso, este transcurre de forma inexorable, y aún más, dejando huella en cada uno de nosotros.
Por ello Dios desea que utilicemos el tiempo de una manera sabia conforme a Su voluntad (Efe 5:16-17, Col 4:5, Sant 4:13-14, Sal 90:12, Mar 13:33-37).



El tiempo es vida.

En nuestras expresiones deberíamos sustituír la palabra “tiempo” por la palabra “vida”, porque realmente esa es la verdad (Sal 90:12).
El tiempo y la vida son sinónimos.
El uso que hacemos del tiempo es el que hacemos de nuestra vida.
La manera y las cosas en las cuales invertimos nuestro tiempo son en las que invertimos nuestra vida, aquello a lo que le dedicamos el tiempo es también a lo que le dedicamos la vida (Mat 6:21, Luc 12:34).

El tiempo también es de Dios.
El nos lo ha concedido y por tanto, nuestro tiempo le pertenece (Sal 139:13-16, Hch 17:26).
El Señor espera de nosotros una buena mayordomía de un bien tan preciado, escaso y no renovable.

Por lo general no tenemos conciencia del tiempo.
Muchas veces solo nos damos cuenta que este ha transcurrido cuando vemos sus huellas en nuestro cuerpo, al mirar una fotografía de antes donde lucimos más jóvenes, al visitar al amigo o pariente a quien hacía mucho tiempo no veíamos, al observar a los hijos crecer, etc.
Pero ¿cómo he utilizado mi tiempo?

La propia naturaleza del tiempo hace necesaria su administración y correcto aprovechamiento debido a los siguientes factores:
No puede ser detenido: avanza de forma inexorable, imparable, no es posible detenerlo como se hace en un partido de baloncesto.
No puede ser acumulado: el tiempo que nos sobra hoy no puede ser guardado para mañana. Cada día ha de ser gastado, y se ha de gastar sabiamente.
No puede ser estirado: siempre hay más cosas para hacer, más posibilidades, más oportunidades, que tiempo disponible. Por eso es necesario escoger en que invertimos el tiempo, y por eso es necesario escoger sabiamente, de acuerdo con la voluntad de Dios.



La buena mayordomía del tiempo.
Implica usarlo en aquellas cosas que Dios espera que hagamos. Para ello es básico y necesario comprender cual es Su voluntad.
Necesitamos hacer una revisión de la mayordomía de nuestro tiempo. Tal vez estemos dedicando nuestro tiempo (nuestra vida en definitiva) tan sólo a nuestros propios asuntos y nos hemos olvidado de los del Señor.
Dios espera que nosotros le dediquemos tiempo:
Para desarrollar nuestra relación, amistad e intimidad con El.
Para la extensión de Su Reino.
Para las necesidades de los demás.



La clave para la mayordomía del tiempo: objetivos claros.
Sin objetivos claros para el uso y distribución del tiempo, es muy difícil que podamos tener una buena mayordomía de él.
Es conveniente estructurar nuestro tiempo alrededor de objetivos porque, como el arte de gobernar, el de usar sabiamente el tiempo consiste en escoger a que actividades lo vamos a dedicar debido a que nosotros, por lo regular, tenemos más posibilidades que horas para llevarlas a término.
Como hijos de Dios, somos responsables de administrar nuestra vida –nuestro tiempo-- entera de manera correcta, de forma tal que glorifique a Dios (Rom 14:7-9, Col 3:22-24).



Nuestro tiempo con Dios.

La buena mayordomía del tiempo comienza con una buena administración de él para dedicarle diariamente tiempo al Señor y a la comunión con El, entendiendo que separados de El nada podemos hacer (Jn 15:5).
Muchos cristianos manifiestan no tener tiempo ni siquiera para orar, ya no se diga leer y mucho menos meditar la Biblia y por supuesto menos tiempo tienen para evangelizar.
Estamos llenos de compromisos, la escuela, la Universidad, el trabajo, la familia, etc.
En la medida que le dediquemos tiempo a Dios, menos problemas vamos a tener que resolver que consuman nuestro tiempo (Sal 1:1-3, Jos 1:3).

Dios creó el universo en 6 días, y el séptimo descansó, así que le mandó a los hombres dedicar un día al reposo, este fue el día séptimo (Exo 20:8-11, Mar 2:23-28),
Dios cuida de nosotros de tal manera que nos manda a tomar un día de reposo.
Un día para dedicarlo, junto con nuestros seres queridos, a recrearnos, a reponer nuestras fuerzas en la presencia del Señor, a dedicarnos a El, para que El renove nuestras fuerzas.
Guardar ese día físicamente ha sido motivo de contienda entre los cristianos al grado que se ha convertido en una gran diferencia doctrinal entre las Iglesias.
Hay quienes literalmente toman el sábado como el día de reposo y reunión, y otros, la gran mayoría toma el Domingo por ser el día en el que resucitó Jesús y porque los apóstoles también se reunían ese día (Hch 20:7).
La Escritura nos muestra que los discípulos del Señor se reunían el primer día de la semana, pero también enseñaban en sábado puesto que era el día de reunión de los Judíos (Hch 13:14-16).
Lo que debemos aprender del ejemplo apostólico, es que aprovechaban las oportunidades siempre para predicar y enseñar.



¿Cuánto de tu tiempo, dedicas a Dios cada día?
Cuatro son nuestras necesidades básicas que fortalecen nuestra vida espiritual y nos recrean:
Oración (Sant 4:5, Cant 2:14). Con un poco de buena disposición podríamos iniciar nuestro día orando, aun antes de abrir los ojos cada mañana. También podríamos, si lo quisiéramos, orar mientras caminamos y vamos rumbo a nuestras actividades cotidianas y en la serie de momentos en que, a lo largo del día, tenemos una pequeña suspensión de actividades.
Meditación de Su Palabra (Sal 1:1-3, Jos 1:3-9, Fil 4:8-9). Si hacemos un ínfimo esfuerzo, podríamos leer por lo menos un capitulo de la Biblia cada día, en forma sistemática es decir iniciando en Gen 1:1 y terminando en Apo 22:21. Eso lograría que leyéramos la Biblia, por lo menos, una vez cada tres años, lo cual es poco si consideramos que realmente la Biblia es el pan que sustenta y alimenta nuestro ser interior. Para ello, no necesitamos más de 15 minutos de los 1,440 que vivimos día a día. Una vez que vayamos de camino a nuestras actividades podemos meditar en lo que leímos.
Evangelismo (predicación, testimonio, buenas obras, etc.) (Mat 28:18-20, Hch 1:8, 2 Tim 2:2, Mat 16:15-18). Quizá nos de pena hablar de Dios, o nos sentimos torpes o faltos de habilidad para hablarles a otros de Cristo lo cual no es un impedimento para la evangelización, porque podemos comenzar dando un buen testimonio con nuestra propia vida, permitiendo que la Luz de Cristo brille a través de nosotros, mostrando la diferencia que Cristo ha hecho en nosotros, siendo ejemplo, no olvidando que hechos dicen más que mil palabras.
Congregarnos (Sal 133, Heb 10:25, Heb 2:12). La alabanza congregacional donde compartimos nuestra fe con otras personas que al igual que nosotros aman a Dios es una rica bendición, y ya sea el sábado o el domingo o aun entre semana, dispongámonos a participar de las actividades de la congregación que alaban y glorifican el nombre de Dios. Seamos puntuales y participativos, si nuestra Iglesia tiene actividad matutina y vespertina el Domingo o el Sábado (que generalmente son nuestros días libres), asistamos, participemos, apoyemos, nuestra presencia es de bendición, y seremos bendecido por Dios. Dios en su infinita misericordia permite que diariamente contemos con 24 horas de tiempo. Debido a un regalo tan maravilloso, lo menos que podemos hacer es administrarlo para El.



Preguntas para autoevaluación.
¿Por qué es necesaria una buena mayordomía del tiempo? ¿Cuáles es la primordial característica del tiempo como recurso?
¿Cuál es otro sinónimo de tiempo?
¿Cuál es la clave para la mayordomía del tiempo?
¿Cuál es el uso más importante del tiempo, el uso prioritario? ¿Por qué?
¿Cuáles son las cuatro actividades más importantes en el uso del tiempo para con Dios?
¿En relación con cada una de ellas, cuanto sería el tiempo mínimo diario necesario para dedicarles?
¿Cómo está usted en relación a la aplicación en su vida de la clave para la mayordomía del tiempo?
¿Cómo está usted en relación al tiempo mínimo diario asignado a cada una de las cuatro actividades más importantes en el uso del tiempo para con Dios?
¿Qué puede hacer al respecto para mejorar esa asignación y calidad de tiempo con Dios?
¿Qué relación tiene la mayordomía del tiempo con el tiempo de reposo o descanso?
¿Cómo está usted en relación al tiempo de reposo o descanso? ¿Lo está tomando? ¿Qué hace durante ese tiempo? ¿En que contribuyen esas actividades al reposo ordenado por Dios?

28 Abr 2011